No lo sabías: el alimento adictivo que hace que nuestro cerebro pierda el control, según expertos

¿Sabías que ciertas comidas pueden activar los centros de recompensa de nuestro cerebro? Esto hace que al comerlos experimentemos estímulos parecidos a cuando experimentamos placer con el sexo o tenemos una relación pasional y tóxica

No lo sabías: el alimento adictivo que hace que nuestro cerebro pierda el control, según expertos/ Montaje CG
No lo sabías: el alimento adictivo que hace que nuestro cerebro pierda el control, según expertos/ Montaje CG

¿No te parece curioso que los ratones sean cazados porque siempre van instintivamente al pedazo de queso de la trampa? El queso es mucho más que un alimento tradicional… Es una pieza clave de muchas culturas gastronómicas, especialmente de la dieta mediterránea.

Tabla de quesos/ PEXELS
Una apetitosa y adictiva tabla de quesos/ PEXELS

Rico en proteínas de alta calidad y calcio, su abanico de olores, sabores y texturas —desde los frescos hasta los curados— lo convierte en un ingrediente imprescindible que aparece en recetas a cualquier hora del día. Pero su enorme popularidad y la dificultad que muchos tienen para parar de comerlo una vez han comenzado el picoteo han llevado a preguntarse: ¿Es el queso realmente adictivo? 

¿Puede el queso activar conductas similares a la adicción?

En 2015, un grupo de investigadores exploró si ciertos alimentos provocan comportamientos comparables a los de una adicción. Entre los productos analizados, el queso figuraba como uno de los sospechosos habituales.

Un queso similar a los de la alerta de la Aesan / FREEPIK
Un queso similar a los de la alerta de la Aesan / FREEPIK

Según datos recogidos por el Hospital Houston Methodist, la Sociedad Estadounidense de Medicina de la Adicción define la adicción como una condición médica compleja, influenciada por factores neurológicos, fisiológicos, ambientales y genéticos. Las adicciones se identifican con conductas con efectos negativos. Además, puede acompañarse de síntomas de abstinencia cuando se interrumpe el consumo.

¿Es el queso irresistible o realmente tiene efectos adictivos en el cerebro?

No obstante, los especialistas del Houston Methodist son claros: no existe evidencia sólida que confirme que el queso genera adicción en términos clínicos.

Unas tostadas con queso fresco / UNSPLASH
Unas tostadas con queso fresco / UNSPLASH

Eso sí, reconocen que puede estimular las zonas cerebrales asociadas al placer y la recompensa, lo que explica por qué tantas personas sienten antojos frecuentes de este alimento. Pero tener ganas de comer algo no es lo mismo que estar enganchado a él.

Más que un “vicio”, el amor por el queso podría ser simplemente una expresión del poderoso vínculo entre comida, placer y emoción. Un vínculo que, si se comprende bien, puede ser la clave para una relación más consciente y saludable con lo que comemos.

El papel de la casomorfina en el efecto “placer” del queso

Una de las claves del atractivo del queso podría estar en la caseína, una proteína presente en todos los productos lácteos. Durante la digestión, esta proteína se transforma en casomorfinas, compuestos con capacidad para activar los mismos receptores cerebrales que reaccionan ante los opiáceos. Estas sustancias estimulan la producción de dopamina, una hormona asociada con la motivación, la recompensa y el bienestar.

Una chica con un trozo de pizza / PEXELS
Una chica con un trozo de pizza / PEXELS

Este fenómeno no es exclusivo del queso, pero sí es más intenso en él. Durante su proceso de elaboración, el suero lácteo se elimina, concentrando así la caseína. Es por eso que alimentos como el queso fundido o la pizza, que combinan grasas, carbohidratos y proteínas lácteas, tienen una fórmula particularmente efectiva para generar placer sensorial.

¿Qué alimentos despiertan más compulsión?

Un estudio de la Universidad de Michigan analizó la respuesta emocional y cerebral a distintos alimentos, utilizando una muestra de alrededor de 500 personas. Los resultados mostraron que los productos ultraprocesados —como snacks, dulces, bollería industrial y bebidas azucaradas— son los que más tienden a provocar una respuesta "tipo adictiva". El queso también fue señalado, aunque en menor medida, por detrás de alimentos como el chocolate, las galletas, la pizza, los helados o las patatas fritas.

Varios productos de la sección dulce del supermercado / PEXELS
Varios productos de la sección dulce del supermercado / PEXELS

El denominador común entre estos productos es su combinación de grasas, sal y azúcares que activa los centros de recompensa del cerebro, generando sensaciones placenteras que invitan a repetir la experiencia.

¿Placer o dependencia?

Aunque el queso no cumple con los criterios médicos para ser considerado una droga alimentaria, su perfil sensorial sí lo convierte en uno de los alimentos más apetecibles. Lo que muchos experimentan al comer queso se conoce como euforia alimentaria: esa sensación intensa y placentera que nos lleva a buscar repetidamente un mismo sabor o textura.

Este tipo de respuesta no debe confundirse con una adicción. Comer por placer es una conducta natural y esperable, sobre todo si se trata de alimentos sabrosos. No obstante, en personas con tendencia a los trastornos de la conducta alimentaria, este tipo de alimentos pueden jugar un papel más complejo.

¿Por qué este hallazgo es importante?

Los hallazgos sobre la relación entre determinados alimentos y los mecanismos cerebrales que regulan la recompensa son fundamentales para entender mejor los hábitos alimentarios. Lejos de tratarse solo de fuerza de voluntad, las preferencias alimenticias están profundamente vinculadas con la biología del cerebro.

Expertas como la doctora Nicole Avena, coautora del estudio citado, sostienen que reconocer estos patrones puede ser clave para desarrollar tratamientos más efectivos frente a la obesidad o los trastornos alimentarios.

No, el queso no es adictivo en sentido estricto. Pero sí es un alimento altamente apetecible por su combinación de nutrientes y compuestos que interactúan con el sistema de recompensa cerebral. Como ocurre con muchos productos sabrosos, lo recomendable es consumirlo con moderación y dentro del contexto de una alimentación variada y equilibrada.