La confesión más sincera de Violeta Mangriñán sobre la belleza: "Admiro a quien abraza sus defectos"
Violeta Mangriñán habla sin filtros sobre belleza, críticas en redes, autoestima y su exitosa forma de mostrar su vida como madre e influencer

Las redes sociales pueden ser una pasarela de likes… o un campo de batalla. Y si no, que se lo digan a Violeta Mangriñán, que tras brillar en la portada de Women’s Health ha tenido que lidiar con comentarios hirientes tildándola de ‘anoréxica’ que nada tienen que ver con el bienestar ni con el empoderamiento femenino que ella pretende mostrar desde tu faceta de business woman. Pero lejos de amedrentarse, la influencer decidió plantar cara con la misma naturalidad que la caracteriza y pidiendo el respeto que se merece.
Conocimos a Violeta cuando buscaba el amor en Mujeres y Hombres y Viceversa, y más tarde se ganó el cariño del público en Supervivientes. Hoy su vida ha dado un giro completo: es madre, empresaria, referente de estilo de vida saludable y, sobre todo, alguien que habla con el corazón. Y con el corazón precisamente habló hace algún tiempo a su comunidad del TCA que había padecido hace seis años. Una enfermedad de la que asegura estar curada, pero arrepentida de haberla compartido en redes, pues ha servido de arma arrojadiza para que todo el mundo se permita el lujo de opinar de su cuerpo, incluso años después de superarlo.
Una portada que removió más que halagos
Su imagen protagonizó la portada de Women’s Health este mayo de 2025, ya lo había hecho en 2023 embarazada de su hija Gia, irradiando fuerza y bienestar. Sin embargo, los elogios no fueron unánimes en las dos ocasiones. Violeta no dudó en alzar la voz frente a quienes se escondieron detrás de perfiles anónimos para criticar su físico y reavivar un episodio difícil de su vida: un trastorno de la conducta alimentaria que superó hace años y que, lamentablemente, algunos han utilizado para insultarla.
“Hay quien aún cree que insultar es opinar”, confesó. Y con esa franqueza que la define, recordó a sus seguidoras que cuidarse va mucho más allá de la estética y que tanto respeto merece una mujer que tiene más peso como la que no. “No se opina del físico de las personas”, zanjaba muy molesta en sus stories de Instagram.
Lo que tu piel cuenta cuando tú no hablas
Violeta lo tiene claro: el cuerpo es un espejo de lo que pasa dentro y ahora se siente más fuerte y sana que nunca… aunque no deja de ser mamá de dos niñas —de uno y tres años— con todo lo que eso conlleva: “Cuando duermes mal, cuando comes corriendo, cuando vives al límite… la piel lo chiva todo”, cuenta entre risas. “A veces la tengo seca como el cartón y otras, brillante y con granitos si me va a venir la regla. Es mi termómetro interno”.
Y si hay algo que no soporta es la impostura de aquellas que se creen perfectas: “Admiro a quienes abrazan sus imperfecciones, pero seamos honestas: a todas nos gusta sentirnos bien con lo que vemos en el espejo. A mí no me gusta tener estrías, aunque respeto a quien las muestra con orgullo”.
Ese equilibrio entre autoaceptación y autocuidado, entre mostrarse tal como es y querer mejorar, es lo que la ha convertido en una de las voces más auténticas de las redes que verdaderamente influencia. Violeta no tiene miedo de abrir debate sobre un producto para disimular una mancha de melasma como de contar que sufre de estreñimiento en un viaje; lo suyo es el lenguaje de la verdad.
La belleza de la imperfección y del ahora: maternidad sin disfraces
Con dos hijas pequeñas, Violeta ha aprendido a soltar lo imposible. “Hoy a las ocho de la mañana estaba dando un biberón, no haciéndome la manicura. Hay que priorizar, porque si no, te vuelves loca”, confiesa con esa mezcla de dulzura y realismo que solo tienen las mujeres que hacen malabares cada día.
Y sí, habla abiertamente de tener ayuda. Sin culpa. “Contar con apoyo también es una forma de ser una supermamá. Quiero que mis hijas crezcan viendo que su madre tiene sueños, que trabaja, que se esfuerza. Eso también es darles ejemplo”.
Maison Matcha: su rincón de calma hecha marca
Lejos del postureo y más cerca del alma, así es Maison Matcha, el proyecto más personal de Violeta. “Es como otro hijo para mí”, dice. Con dos locales abiertos de éxito en menos de dos años, su negocio es una declaración de intenciones: su matcha no es un té sin más, es bienestar, sabor y autenticidad.
Desde las cookies sin azúcar hasta el matcha con horchata —un guiño a sus raíces valencianas—, cada elección refleja su forma de cuidarse y cuidar a los suyos. “Todo está pensado al milímetro. Me involucro en el menú, en el diseño, hasta en la playlist”, confiesa entre sorbos de su matcha favorito (que, por cierto, lleva mango y lejos de lo que pueda pensar la gente por su sabor más tropical, estará disponible a más allá del verano) que también es el éxito de ventas se queda en la carta para siempre.
Con esa calma que da saber quién eres —y también quién no quieres ser—, lanza una frase que lo resume todo: “Cuando haces todo lo que puedes, no estás obligada a más”. Y quizá ahí esté la verdadera clave de su éxito: en no querer ser perfecta, sino real.