¿Son tóxicos los recibos de papel? Los expertos hablan
Sustancias químicas presentes en comprobantes generan preocupación por sus posibles efectos hormonales, metabólicos y reproductivos

Cada día, millones de personas reciben y manipulan recibos de papel sin prestarles demasiada atención. Sin embargo, una creciente preocupación ha cobrado fuerza en redes sociales y medios digitales: ¿estos pequeños comprobantes contienen sustancias químicas peligrosas para la salud?
Según un reciente artículo del New York Times, las preocupaciones no son del todo infundadas. Aunque la ciencia aún no ha dado un veredicto definitivo, los expertos coinciden en que conviene tener precaución.
¿Qué contienen los recibos de papel?
La mayoría de los recibos que se entregan en tiendas, supermercados y estaciones de servicio están impresos en papel térmico, un tipo especial de papel que no requiere tinta. En su lugar, está recubierto con una mezcla de tintas y reveladores químicos que reaccionan al calor para crear texto e imágenes. Uno de los compuestos más utilizados históricamente en este recubrimiento ha sido el bisfenol A (BPA), una sustancia química conocida por su capacidad para imitar al estrógeno, la hormona sexual femenina.

“Puede engañar a la célula y hacerle creer que está unida a un estrógeno, cuando en realidad está unida a esta sustancia química artificial”, ha explicado al New York Times la doctora Andrea Gore, profesora de farmacología y toxicología en la Universidad de Texas en Austin. Esta interferencia puede provocar problemas hormonales, resistencia a la insulina, obesidad, infertilidad e incluso ciertos tipos de cáncer.
¿Qué ha cambiado en la última década?
Presionadas por la evidencia científica y la opinión pública, algunas cadenas comerciales (como Whole Foods, Walmart o CVS) han dejado de utilizar BPA en sus recibos. Sin embargo, esto no ha significado el fin de los disruptores endocrinos en el papel térmico. El BPA ha sido reemplazado casi universalmente por otro compuesto: el bisfenol S (BPS).
Un estudio de 2023, que analizó 571 recibos en 24 estados de Estados Unidos, reveló que solo el 1% contenía BPA, mientras que el 85% contenía BPS. Si bien se sabe menos sobre los efectos a largo plazo del BPS, los primeros estudios apuntan a que podría ser tan perjudicial como el BPA. La doctora Nancy Hopf, toxicóloga de la Universidad de Lausana, ha declarado al medio citado que aún no se sabe con certeza cuán seguros son los niveles actuales de exposición al BPS. “Sabemos mucho menos sobre el BPS […] pero cada vez hay más pruebas de que también imita al estrógeno”, ha advertido.
¿Qué riesgos conlleva el contacto con estos químicos?
Tanto el BPA como el BPS se absorben a través de la piel, aunque no de forma inmediata. Según Hopf, la absorción tarda varias horas, lo que significa que un contacto breve y ocasional –como recibir un recibo al hacer una compra– probablemente no suponga un riesgo elevado. Sin embargo, la exposición frecuente o prolongada sí podría tener consecuencias.
Estudios en animales han demostrado que la exposición al BPS puede afectar la fertilidad. Ratones alimentados con cantidades comparables a las que los humanos reciben a diario mostraron menores tasas de embarazo y menos crías. En humanos, un estudio realizado en China con casi 2.000 mujeres embarazadas detectó una relación entre altos niveles de BPS en la orina y un 68% más de riesgo de desarrollar diabetes gestacional. Otros estudios lo han vinculado a obesidad infantil y problemas vasculares. Por su parte, las autoridades sanitarias de California han incluido al BPS en su lista de sustancias tóxicas para la reproducción, tanto en hombres como en mujeres.
¿Debes evitar tocar los recibos?
La respuesta de los expertos es clara: sí, en la medida de lo posible. Si bien no se ha demostrado que manipular recibos cause directamente problemas de salud, hay suficientes evidencias para recomendar reducir la exposición.
“Hay pruebas muy sólidas y también una gran confianza en que ambas sustancias químicas contribuyen a los trastornos de salud”, ha asegurado Gore. En este sentido, los expertos recomiendan:
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Evitar el contacto prolongado con los recibos.
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No utilizar desinfectantes de manos después de tocarlos, ya que estos pueden aumentar la absorción del BPS.
- Lavar las manos con agua y jabón tras manipularlos.
- Sujetar el recibo por las esquinas y evitar el contacto con la parte recubierta.
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No dejar recibos sueltos en bolsos, ropa o lugares donde puedan estar al alcance de niños.
- Pedir recibos electrónicos siempre que sea posible.
Para quienes trabajan en el comercio y manipulan decenas o cientos de recibos al día, los expertos recomiendan el uso de guantes de nitrilo para reducir la exposición diaria.
Un cambio de hábitos necesario
En la era digital, evitar el papel térmico es cada vez más sencillo. Muchos comercios ya ofrecen recibos digitales por correo o mediante apps. Adoptar esta opción no solo beneficia al medio ambiente, sino que también reduce el contacto innecesario con sustancias potencialmente tóxicas.
“Supongo que me protejo a mí misma, pero también pienso en la persona que está en la caja registradora, que manipula miles de recibos cada día”, ha concluido Gore. La evidencia no es alarmista, pero sí suficiente para justificar precauciones razonables. En materia de salud, mejor prevenir que curar.