La técnica de los dibujantes de Disney: la mejor forma para bajar el cortisol y reducir el estrés

Cómo el exceso de cortisol afecta a tu cuerpo y a tu mente, y qué hacer para equilibrarlo según la técnica de los creativos de la factoría Disney

El logo de Disney y una persona que emplea la técnica de los dibujantes para bajar los niveles de cortisol / Montaje Consumidor Global
El logo de Disney y una persona que emplea la técnica de los dibujantes para bajar los niveles de cortisol / Montaje Consumidor Global

Seguramente hayas escuchado hablar de una hormona muy dañina para el organismo: el cortisol. Esta es esencial —no un villano en sí—, pero cuando sus niveles se mantienen altos durante mucho tiempo, puede tener efectos negativos en cuerpo y mente. Es la llamada exposición prolongada al estrés que tanto afecta al trabajo y relaciones personales, así como a las tareas que requieren de concentración.

El impacto del cortisol en el cerebro y la salud mental

A veces, la inspiración no nace de una tormenta de ideas, sino de un rato de tranquilidad y reposo mental. No es extraño que cuando uno se encuentra saturado de verdad, desde el campo de la psicología —y la medicina— nos recomienden bajar las pulsaciones con unas vacaciones.

  • Dificulta la memoria y la concentración: el exceso de cortisol afecta al hipocampo, una zona clave para aprender, recordar y sobre todo crear.

Una persona con ansiedad debido a un bloqueo en su productividad laboral / PEXELS
Una persona con ansiedad debido a un bloqueo en su productividad laboral / PEXELS
  • Aumenta la ansiedad y la irritabilidad: mantiene activado el sistema de “alerta” del cuerpo, lo que genera sensación de nerviosismo constante que o favorece los menesteres propios de la imaginación, pues esta nunca florece de la sensación de supervivencia.

  • Favorece el insomnio: interfiere con los ritmos circadianos, impidiendo un descanso reparador, algo esencial para levantarse descansado y funcionar de forma correcta en el trabajo.

  • Puede potenciar síntomas depresivos: al alterar neurotransmisores como la serotonina y la dopamina.

La fórmula Disney para calmar el cortisol de sus empleados y despertar la creatividad

Sí, aunque suene paradójico, eso de descansar cuando más trabajo se tiene y más bloqueado se está, por raro que parezca, funciona. De hecho, este fue el secreto de los creativos de Disney para mantener viva la chispa de la imaginación en los años dorados de la animación cuando más se les exigía a sus creativos y dibujantes.

Un grupo de creativos poniendo en práctica el método de la pausa creativa de los trabajadores de Disney/ CANVA
Un grupo de creativos poniendo en práctica el método de la pausa creativa de los trabajadores de Disney/ CANVA

A mediados del siglo XX, los estudios de Walt Disney eran un hervidero de ideas y lápices de colores. Entre bocetos y ganas de hacer dinero, los artistas daban forma a mundos que aún nadie había imaginado. Pero a veces esto no siempre ocurría así.

Aun así, incluso allí, en la fábrica donde nacieron Blancanieves o Pinocho, la creatividad a veces se quedaba en blanco. Había días en los que el lápiz pesaba toneladas, en los que la mente se bloqueaba. Porque sí, incluso la magia necesita descanso. Lo sorprendente es cómo decidieron resolverlo.

En lugar de presionar más, de exigir más horas o de “forzar” la inspiración, Disney propuso justo lo contrario: jugar. Y así lo explica la creadora de contenido experta en marketing @kris_parser en su cuenta de Instagram:

Jugar para crear (y para sanar)

Cuando el estrés apretaba y las fechas límite se acercaban, se animaba a los equipos a dejar el trabajo y ponerse a improvisar. A bromear, a inventar historias imposibles, a comportarse como niños otra vez. El resultado fue tan inesperado como brillante: las mejores ideas surgían justo después de esos momentos lúdicos.

Una técnica que se sigue implementando en las oficinas de Google, donde es ampliamente conocido que tienen sala de recreativos para fomentar estos momentos de desconexión entre grandes cargas de trabajo.

Una persona en su puesto de trabajo de oficina / PEXELS
Una persona en su puesto de trabajo de oficina / PEXELS

Décadas más tarde, la ciencia explicaría por qué aquella intuición era tan poderosa. Y no solo para los creativos, sino para cualquiera que quiera liberar su mente de la presión diaria.

Una estrategia creativa con alma psicológica

Lo que se conoció como la estrategia creativa de Disney, más tarde estudiada por Robert Dilts, se estructuraba en tres fases mentales muy humanas:

  1. La habitación del soñador, donde todo está permitido y la imaginación manda.

  2. La del realista, donde las ideas toman forma.

  3. La del crítico, donde se pule lo creado.

En esencia, se trataba de algo revolucionario para su época: separar el momento de jugar del momento de juzgar.
El psicólogo Scott Bukatman lo explicaba así: las bromas, los garabatos absurdos o las ideas descabelladas no eran distracciones, sino combustible mental. Jugar era, literalmente, la gimnasia de la creatividad.

El juego como antídoto del estrés

Hoy sabemos que el estrés es uno de los principales enemigos de la creatividad. Cuando el cortisol —la hormona del estrés— se dispara, el cerebro entra en modo supervivencia: se estrecha el foco de atención, aumenta la autocrítica y la flexibilidad mental se reduce. En otras palabras, la mente se cierra justo cuando más necesitamos que se abra.

 Una persona bloqueada en el trabajo/ PEXELS
Una persona bloqueada en el trabajo/ PEXELS

Varios estudios actuales lo confirman: basta con 45 minutos de una actividad artística para reducir los niveles de cortisol, o con unos minutos de improvisación para activar las zonas cerebrales asociadas al pensamiento creativo y la regulación emocional.
Cuando jugamos, nuestro cerebro deja de defenderse y empieza a explorar.

Walt Disney, sin saberlo, había dado con una estrategia neuropsicológica avant-garde: al liberar a sus artistas de la presión, les ayudaba a cambiar su química cerebral. Menos cortisol, más dopamina. Menos miedo, más imaginación.

Más autenticidad, menos fórmulas

Mientras otros estudios competidores se aferraban a repetir fórmulas seguras, en Disney se apostaba por lo desconocido. Y esa diferencia se notó: entre 1937 y 1959, el estudio creó más de una decena de largometrajes originales que definieron toda una era del cine.

La clave no era solo el talento, sino la libertad para explorar sin miedo al error. Como decía el propio Walt Disney: “La manera de empezar es dejar de hablar y comenzar a hacer.”

Una lección para la mente moderna

Hoy, en plena era del multitasking y la hiperproductividad, la lección de Disney cobra nueva vida. La creatividad —y el bienestar— no se imponen; se cultivan.

Jugar, improvisar o simplemente desconectar no es perder el tiempo: es darle al cerebro el espacio que necesita para respirar, sanar y conectar con nuevas ideas. Porque, al final, la mente se siente mucho más segura cuando se divierte. Y cuando se siente segura… empieza la verdadera magia.