Lime, compañía de bicis y patinetes eléctricos, se defiende: "La tasa de accidentalidad es bajísima"
Arnau Pérez, responsable de relaciones institucionales de Lime Iberia, nos desvela las claves para la micromovilidad eléctrica en las grandes ciudades

En un mundo cada vez más orientado hacia la movilidad sostenible, Lime se ha consolidado como un referente global del transporte eléctrico. Fundada en 2017 en San Francisco, esta compañía estadounidense ofrece servicios de alquiler de bicicletas y patinetes eléctricos. Desde su desembarco en Europa en 2018 no ha dejado de expandirse. Actualmente está presente en más de 130 ciudades repartidas por América, Europa, Oriente Medio y Australia. De hecho, en España la multinacional también estaba presente en Madrid con sus patinetes eléctricos. Sin embargo, tuvo que retirarlos y anular su servicio en la capital después de que el pasado febrero una resolución judicial apoyase la orden de cese emitida por el Ayuntamiento de Madrid en otoño de 2024.
Durante la conversación con Consumidor Global, Arnau Pérez, responsable de relaciones institucionales de Lime Iberia, analiza la evolución del uso de las bicicletas eléctricas en España y el papel que juegan este tipo de empresas en la actualidad. Eso sí, la compañía se ha negado a responder cualquier cuestión relacionada con los patinetes eléctricos.
Una mayor apuesta por la movilidad en bici
El uso de la bicicleta eléctrica en España ha experimentado un crecimiento notable en los últimos años, tanto en los servicios compartidos como Lime como en el ámbito particular. Así lo asegura Pérez. "Estamos en un momento de concienciación y de cambios legislativos", afirma.
La aprobación de la Ley de Cambio Climático o el debate en torno a la Ley de Movilidad Sostenible son, para este experto, señales claras de que las ciudades están avanzando hacia entornos más limpios y habitables. En este sentido, la bicicleta eléctrica se presenta como una solución eficaz y como un complemento natural al transporte público. La tendencia, asegura, es positiva.
Lejos del coche particular
Ahora bien, pese al crecimiento que ha experimentado la bicicleta eléctrica en los últimos años, Pérez no cree que haya subido crecido en exceso. "La cantidad total de personas que utilizan bicicletas de forma habitual alcanza el 10% en alguna ciudad, sumando sistemas públicos y compartidos de bicicletas", detalla.
En otras, ese porcentaje desciende considerablemente y se sitúa entre el 2% y el 7%. "Es una cifra muy menor si lo comparamos con un número de vehículos privados", subraya.
"Favorecer el uso de bicicletas en ciudades"
Aunque la conciencia sobre la movilidad sostenible va en aumento, todavía queda mucho por hacer para que la bicicleta eléctrica se convierta en una opción real y generalizada en las grandes ciudades. Así lo advierte Pérez, quien remarca que el crecimiento del sector debe ir acompañado de condiciones que faciliten su uso.
"Esto significa dos cosas. Lo primero es que haya disponibilidad de bicicletas. No podemos pretender que todo el mundo compre una", afirma. El segundo factor pasa por la necesidad de crear infraestructuras seguras, respecto a lo que Pérez lamenta que aún haya muchas ciudades en las que compartir calzada con los coches genere inseguridad. "Nuestros usuarios nos dicen que muchas veces se sienten inseguros cuando tienen que compartir la calle con los coches. Algunos estamos acostumbrados y lo sabemos gestionar, pero hay gente que tiene miedo", sostiene.
Una tasa de accidentalidad del 0,0001%
Lime diseña y fabrica sus propias bicicletas eléctricas. Además, están equipadas con sensores que detectan cualquier fallo. Cuando se identifica una incidencia, el vehículo queda fuera de servicio y es recogido por un operario para proceder a la reparación.
"Y así se garantiza que no haya accidentes. Nuestra tasa de accidentalidad es bajísima, 0,0001%", indica. Y añade: "El precio depende de la ciudad y la zona. En Barcelona, cuesta 75 céntimos el desbloqueo, es decir, empezar un viaje, y 24 céntimos el minuto".
Sevilla y Barcelona, a la cabeza del compromiso ciclista
Dentro del mapa de la movilidad sostenible en España, Pérez destaca a Sevilla y Barcelona como referentes en el impulso del uso de la bicicleta. "Sevilla tiene una tradición que viene de largo sobre la construcción de carriles bici y de apoyo por la movilidad sostenible, convirtiéndose en una de las ciudades con mayor red de carril bici", recalca.
"Barcelona es un ejemplo de una ciudad que ha sido bastante ambiciosa en términos de calidad de aire y descarbonización. El hecho de que haya facilitado alternativas como Lime dice mucho de ellos. Quieren dar esa facilidad a la ciudadanía para moverse por la ciudad de forma sostenible y no contaminante", concluye.
Una pieza clave en el puzle de la movilidad urbana
Lime no pretende sustituir al transporte público ni competir con él, sino reforzarlo De hecho, su portavoz subraya que el objetivo es que las personas puedan conectar con el metro o el autobús mediante una bicicleta eléctrica, pudiendo prescindir del coche para trayectos cortos o medios.
"Nuestra posición en movilidad es que hay que dotar de cuantas más soluciones de movilidad se pueda. La manera de que la gente tenga un cambio de comportamiento en movilidad es justamente que pueda elegir. Nosotros somos una más de esas elecciones, que creo que es valorada y que funciona", zanja.