No lo ignores, evita usar cajeros automáticos en la calle, según los expertos: "Mejor ir a..."
Descubre cómo funciona el 'skimming', la estafa tecnológica que clona tarjetas bancarias sin que te des cuenta y aprende a protegerte de este fraude en cajeros y pagos digitales
El apagón vivido en España hace unos meses ya denotó la fragilidad de nuestras cuentas bancarias en cuanto un contratiempo se cruza en el camino entre el comercio y nuestro banco. Si en su día fue no poder pagar en el supermercado con un toque de móvil, ahora con la normalidad recuperada nos podemos encontrar con otro inconveniente: que nos vacíen la cuenta en un descuido.
Seguramente, desde el día del apagón en que tus tarjetas dejaron de funcionar a causa de la falta de electricidad, no son pocas las veces que has acudido al cajero a retirar dinero para tener efectivo. Aunque las tarjetas bancarias se hayan convertido en una extensión de nuestra vida diaria y queramos recuperar la buena costumbre de llevar algo de dinero en la cartera, lo cierto es que ni decantándonos por los métodos tradicionales estamos exentos de amenazas. Prueba de ello es el skimming.
'Skimming', el enemigo invisible de la era digital
Aunque los pagos sin contacto, las pulseras inteligentes y las apps de monedero digital se multiplican, las tarjetas de crédito y débito continúan siendo el método de pago más usado en tiendas y compras online. Y precisamente por esa popularidad, se han convertido en un blanco atractivo para los ciberdelincuentes.

El término skimming proviene del inglés to skim, “pasar por encima”. Describe una técnica delictiva que permite copiar los datos de una tarjeta sin que el usuario lo note. Los ladrones emplean pequeños dispositivos llamados skimmers, tan discretos que pueden instalarse en cajeros automáticos o terminales de pago manipulados sin levantar sospechas. En segundos, capturan la información contenida en la banda magnética o el chip.
Cómo funciona el 'skimming'
Cada tarjeta bancaria guarda datos esenciales: número, fecha de vencimiento, nombre del titular y código CVV. Los skimmers copian esta información y la transfieren a una tarjeta en blanco que actúa como clon de la original. Con ella, los delincuentes pueden realizar compras, retirar dinero o vender los datos en la dark web. A veces, optan por movimientos pequeños y frecuentes, una táctica conocida como carding, con la que los delincuentes operan para evitar ser detectados.

Lo que podría parecer una escena de una película de espionaje es, en realidad, una práctica en expansión. En España, las autoridades han alertado de un repunte de fraudes de este tipo. En 2024, la Policía Nacional desmanteló una red en Valencia que había estafado casi 200.000 euros con cajeros manipulados.
Cajeros: un foco de fraudes menos seguro de lo que pensamos
Aunque el uso del efectivo disminuye, los cajeros automáticos siguen siendo indispensables. Pero no todos ofrecen la misma seguridad. Los que están en plena calle, sin conexión directa a una sucursal, son los más vulnerables. Los delincuentes aprovechan su menor vigilancia para instalar réplicas de las piezas originales con lectores falsos y microcámaras que registran el PIN del usuario.

A simple vista, todo parece normal, pero detrás del teclado o de la ranura de la tarjeta puede haber un sistema que copia tus datos en segundos. El usuario introduce su tarjeta, marca el código… y el fraude ya está hecho.
¿Cómo detectar un cajero que ha sido manipulado?
Los skimmers son casi invisibles, pero hay señales que pueden alertarte. Si la ranura de la tarjeta está floja o mal alineada, si el teclado sobresale más de lo habitual o si ves algún elemento sospechoso, cancela la operación. También conviene evitar cajeros solitarios, mal iluminados o ubicados en la vía pública. Los expertos recomiendan usar preferiblemente los que están dentro de sucursales bancarias o centros comerciales, donde existe mayor control.

Consejos para protegerte
El skimming puede ser sofisticado, pero prevenirlo está en tus manos. Estas son algunas medidas prácticas:
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No pierdas de vista tu tarjeta. En restaurantes o tiendas, manténla siempre bajo control.
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Cubre el teclado al introducir tu PIN. Podría haber microcámaras ocultas.
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Evita cajeros aislados. Usa los de interiores o zonas vigiladas.
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Activa alertas en tu app bancaria. Detectarás movimientos sospechosos en tiempo real.
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Revisa tus extractos con frecuencia. Ante cualquier cargo desconocido, bloquea la tarjeta de inmediato.
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Establece límites de gasto o retiro. Reducirás el impacto si ocurre un fraude.
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Usa métodos digitales seguros. Las tarjetas virtuales o monederos electrónicos ofrecen capas extra de seguridad.
La tecnología como aliada
Los bancos han desarrollado nuevas defensas: cajeros con sistemas antiskimming, sensores que detectan dispositivos externos y algoritmos de inteligencia artificial que identifican operaciones irregulares antes de que el cliente lo note. Sin embargo, ninguna medida tecnológica sustituye la prudencia del usuario.
El skimming evoluciona a la par que los avances financieros. Por eso, la mejor defensa sigue siendo la atención: observar, desconfiar de lo que no encaja y actuar rápido ante cualquier indicio. En un mundo donde la seguridad se juega en segundos, la precaución puede marcar la diferencia entre una simple retirada de efectivo y el robo silencioso de toda una cuenta.


