Beatriz Crespo, doctora: "Ocho de cada diez personas que intentan crear un nuevo hábito fracasan"
La doctora en Medicina y Deporte explica a Consumidor Global qué factores condicionan las compras de los usuarios y cómo pequeños gestos pueden ayudar a tomar decisiones más responsables

Nunca antes la sociedad había estado tan preocupada por cuidarse y, al mismo tiempo, frustrada por no conseguirlo. Comer sano, hacer ejercicio y priorizar la salud mental son tres pilares fundamentales. Pero sumarse a este estilo de vida no siempre es sencillo, sobre todo cuando los cambios son drásticos y difíciles de mantener.
Beatriz Crespo, doctora en Medicina y Rendimiento Deportivo, propone en su libro Microhábitos saludables una fórmula más amable. Se trata de introducir pequeñas acciones cotidianas que, sin tanto sacrificio, nos acerquen a una vida más sana. En esta entrevista con Consumidor Global, la experta desmonta mitos sobre la constancia, reflexiona sobre el peso del entorno y el marketing en nuestras decisiones y ofrece claves prácticas para cuidarse y comprar con más conciencia.
--¿Cómo resumiría su libro, 'Microhábitos saludables'?
--Da respuesta al cómo cuidarse sin necesidad de esforzarse y sacrificarse tanto como lo venimos haciendo durante las últimas décadas. La primera parte del libro recopila esa búsqueda en la ciencia sobre qué alternativas tenemos a las teorías más establecidas para crear hábitos. Ocho de cada diez personas que intentan crear un nuevo hábito fracasan en la primera semana.
--¿Por qué?
--Cuando nos proponemos hacer cambios, lo hacemos basándonos en retos con expectativas muy altas y acabamos frustrados. Pensamos que los hábitos de vida saludable solo se consiguen de una determinada manera. Por ejemplo, si quiero comer sano, tengo que hacer una dieta. ¿De verdad solo hay un camino para conseguir grandes hábitos saludables? Así fue como descubrí los microhábitos, que son mucho más efectivos.
--¿Qué son los microhábitos?
--Pequeños hábitos que se incorporan a la vida cotidiana y duran menos de dos minutos. Son más efectivos que los cambios drásticos porque su implementación es gradual y sostenible a corto, medio y largo plazo. Favorecen la constancia.
--La clave es la constancia, ¿qué hábitos ayudan a mejorarla?
--No es tanto la constancia para cuidarse, sino que los microhábitos seleccionados se adapten a la agenda diaria de cada uno. Por ejemplo, una persona que quiere adelgazar toma la decisión de no comer pan en la cena. Pero, de pronto, un día tiene una cena o un poco más de hambre y acaba comiéndolo… Muchas veces nos frustramos porque no conseguimos ser constantes en lo que nos proponemos. Yo propongo encontrar aquellos microhábitos que ayudan a llegar a la meta por caminos diferentes en función del día que cada uno tenga.
--¿Por ejemplo?
--Para controlar el hambre emocional, es decir, cuando comemos sin saber por qué, se pueden aplicar distintos microhábitos. Cuando sienta ansiedad o estrés, tome algo de aire libre o respire durante 10 o 15 segundos antes de comenzar a comer para reducir esa prisa.
--¿Cómo influye el marketing en las decisiones de compra de los consumidores?
--Los de marketing son los que descomponen el mensaje en otros más pequeños y muy claros. Por ejemplo, te dicen: 'Si quieres sentirte atractiva y seductora, con este perfume lo vas a lograr' o '¿Quieres proteger tus defensas? Pues bébete este bebible'. En España tenemos una cultura colectivista.
--¿Qué quiere decir eso?
--Nos importa mucho la opinión de nuestros amigos, el entorno del que nos rodeemos. Una de las cosas que hay que poner sobre la mesa es cómo conseguimos generar hábitos de vida saludables sin ofrecer resistencia a nosotros mismos y a nuestro colectivo. El marketing no solo influye en nosotros, también en nuestra sociedad. Por eso es importante incorporar pequeños cambios sin ofrecer resistencia al entorno que nos rodea. Por ejemplo, si una amiga se pide una bebida sin alcohol y usted se pide otra, esa influencia es mucho más grande en su bienestar que mil libros de autoayuda.
--¿Cómo se crean los hábitos de compra del consumidor?
--Lo primero es el diseño del entorno. Los productos que quieren introducir en el consumidor están a nivel de los ojos o brazos. Así, si el cliente es muy bajito, no tendrá que elevarse mucho o agacharse para tener que comprar. Los stands intermedios de los supermercados son para marcas que están pagando un plus por estar ahí. También están los itinerarios. Por ejemplo, Ikea crea un recorrido por todas las estancias de sus tiendas sabiendo que la última zona está reservada a productos de menos de cinco euros. Así cuando el consumidor haya pasado por todos los grandes pasillos es mucho más probable que compren más artículos de cinco o diez euros.
--¿Cuál es el umbral económico de los consumidores para decidir si compran o no un producto?
--Por debajo de 10 euros, incluso si lo ponen por debajo de cinco euros. Pero 9,99 o 9,95 es el precio para que los productos se perciban como una ganga. Por eso, los tramos finales de los comercios suelen estar llenos de estos artículos. Otra gran técnica es la comparación. Muchas veces, las compañías ofrecen tres tarifas. La más pequeña suele ser muy barata, la intermedia es el precio que quieren que pagues y si pagas la grande, fenomenal.
--¿Alguna otra estrategia?
--Las etiquetas. En algunas indican cuánto costaba antes y el precio actual. Muchas veces, lo que se hace en rebajas es generar etiquetas que dejen espacio para poner los dos precios. Si no tuviera esa comparativa, probablemente no lo compraría.
--Es muy difícil tomar una decisión de compra consciente, ¿no cree?
--Efectivamente. Lo hacen muy bien. Además, en la actualidad, hay muchos datos de gustos y preferencias. Los influencers llegan muchísimo más al consumidor porque, retomando el concepto de cultura colectivista, si una persona le dice que es un buen producto y, además, lo lleva puesto, le va a generar un impulso de compra mayor que si lo ve en un stand.
--¿Algún consejo sobre cómo mejorar para comprar de forma consciente?
--Hacer una pausa antes de comprar es beneficioso para tomar conciencia sobre esa compra. Si hace scroll en la pantalla, le llama la atención cualquier producto y pincha en el enlace, el microhábito es darse 15 segunditos antes de hacer la compra. Pensar para qué lo va a utilizar. Otro consejo es no tener las tarjetas metidas por defecto ni en el móvil ni en el ordenador. Como estas cosas podríamos pensar en bastantes más para que el consumidor haga una compra más consciente.