Las claves para entender la etiqueta de tu protector solar, según la farmacéutica Pilar Pérez

La experta revela a Consumidor Global cuáles son los principales daños del sol en la piel y las diferencias entre los fotoprotectores de supermercado y de farmacia

Una mujer toma el sol con protección solar / EP
Una mujer toma el sol con protección solar / EP

El verano es sinónimo de playa, terrazas y paseos interminables al aire libre. Pero también es la época en la que más castigamos nuestra piel. Las quemaduras solares, las manchas y el envejecimiento prematuro son algunas de las consecuencias de una exposición solar inadecuada

En 2024, en España se diagnosticaron 20.854 nuevos casos de cáncer de piel, según datos del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Usar protector solar es imprescindible, pero hacerlo mal o directamente no hacerlo es más común de lo que parece. 

Un escudo contra el sol

No hay mejor defensa frente a la radiación que la fotoprotección. Ahora bien, entender la etiqueta de los productos solares y conocer los errores más habituales al aplicarlos es fundamental para proteger la piel de forma eficaz.

 

Una mujer tomando el sol en la playa / PIXABAY
Una mujer tomando el sol en la playa / PIXABAY

Consumidor Global ha entrevistado a la farmacéutica y CEO de Albalab Bio, Pilar Pérez, quien desvela las diferencias entre los protectores solares de farmacia y los de supermercado, y comparte varios consejos clave para mantener la piel a salvo.

Efectos negativos del sol en la piel

"La exposición solar acumulada es la principal causa del envejecimiento cutáneo prematuro. Y más importante aún, es un factor clave en el desarrollo del cáncer de piel", explica Pérez. 

Aunque durante los meses estivales la radiación es más intensa, la experta insiste en que debemos proteger la dermis a diario durante todos los meses del año. "Protegernos no es solo una cuestión estética, ¡es salud!", añade. 

Los errores más comunes con el protector solar

Ponerse protector solar no siempre equivale a estar bien protegido. "Uno de los fallos más comunes es aplicar poca cantidad. Para el rostro, necesitamos al menos el equivalente a una cucharilla de café", advierte Pérez. A esto se suma la falta de reaplicación cada dos horas, sobre todo si nadamos, sudamos o nos tocamos la cara con frecuencia.

Una mujer aplicándose protector solar ante los peligros de la exposición del sol / PEXELS
Una mujer aplicándose protector solar ante los peligros de la exposición del sol / PEXELS

Tampoco debemos confiar ciegamente en productos como el maquillaje con SPF o en protectores solares del año anterior sin revisar su caducidad. Además, mucha gente prescinde de protección en días nublados o cuando está en la ciudad, olvidando que "los rayos UVA están presentes todo el año, atraviesan las nubes y los cristales", según explica la farmacéutica.

FPS, UVA y UVB: ¿Qué significan?

El FPS (Factor de Protección Solar) indica cuántas veces más tiempo se puede estar al sol sin quemarse en comparación con la piel sin protección. "Por ejemplo, si te quemas en 10 minutos, un FPS 30 te protegería teóricamente durante 300 minutos", explica Pérez. Sin embargo, en la práctica este tiempo se reduce por factores como el sudor, el agua o el roce.

En cuanto a los tipos de radiación, los rayos UVB son los que provocan quemaduras y están más presentes en verano. Los UVA, sin embargo, penetran más profundamente y son los grandes responsables del envejecimiento cutáneo. "Un buen protector solar debe cubrir ambos tipos de rayos", insiste la farmacéutica.

Un niño en la piscina con un sol dibujado con crema solar / PEXELS
Un niño en la piscina con un sol dibujado con crema solar / PEXELS

Protectores solares de supermercado o farmacia 

Aunque todos los protectores solares deben cumplir unos estándares mínimos, las diferencias entre los de farmacia y los de supermercado van más allá del precio. Pérez indica que "las fórmulas de farmacia suelen tener texturas más ligeras y sensoriales, mejor estabilidad y más activos añadidos, como antioxidantes o calmantes", indica Pérez.

Además, estas marcas invierten más en investigación dermatológica y pruebas de tolerancia. "En pieles sensibles, grasas o con manchas, la diferencia sí se nota", añade la experta. 

Nuevos formatos: 'sticks', brumas y con color

La innovación ha traído consigo nuevos formatos de protección solar que se adaptan a las distintas necesidades. No obstante, "las cremas siguen siendo la forma más fiable para asegurar una cantidad adecuada, pero los sticks son ideales para reaplicar en zonas sensibles como labios o nariz", sugiere la farmacéutica.

Una mujer se aplica crema en la cara / PEXELS
Una mujer se aplica crema en la cara / PEXELS

Por su parte, las brumas resultan cómodas, aunque pueden perder eficacia si no se aplica la cantidad correcta o si hay viento. En cuanto a los solares con color, ofrecen una doble ventaja: protección solar y cobertura frente a la luz visible, lo que los hace perfectos para quienes buscan unificar el tono de piel sin renunciar al cuidado.

Más allá del SPF: cuidados esenciales

El cuidado de la piel en verano no termina con el protector solar. "Es fundamental una limpieza suave por la mañana y la noche, porque el sudor y los filtros solares pueden obstruir los poros", señala Pérez. También recomienda hidratar adecuadamente, incluso en pieles grasas, con texturas ligeras u oil-free.

Otros aliados veraniegos son las brumas calmantes, las aguas termales y las mascarillas reparadoras, que refrescan y regeneran la piel. Y no hay que olvidar la alimentación: una dieta rica en antioxidantes, como las frutas rojas, el tomate o el aguacate, y una buena hidratación contribuyen a proteger la piel desde dentro.