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¿Es mejor dormir con o sin calcetines en invierno? La ciencia por fin tiene una buena respuesta

El insomnio es una dificultad que afecta a millones de personas en todo el mundo y puede tener múltiples orígenes. Entre las causas más frecuentes se encuentran el estrés, rutinas inadecuadas, el consumo excesivo de sustancias estimulantes como la cafeína, algunos tratamientos farmacológicos e incluso enfermedades subyacentes. La falta de descanso no solo repercute negativamente en la salud física y mental, sino que también puede afectar al rendimiento laboral y la calidad de vida.

Para combatir estos problemas, mejorar la higiene del sueño suele ser una solución efectiva. Entre las recomendaciones más comunes se encuentran mantener horarios regulares para acostarse y levantarse, practicar actividad física con frecuencia, evitar siestas prolongadas, reducir cenas copiosas y minimizar el consumo de alcohol, cafeína o nicotina. Mucho se ha especulado siempre sobre si es mejor dormir abrigado o desnudo… pero hay un consejo menos conocido que puede marcar la diferencia: dormir con calcetines.
Dormir mejor podría depender de un pequeño detalle: los calcetines
La explicación tiene base fisiológica. Según Michelle Drerup, directora del Centro de Trastornos del Sueño de la Cleveland Clinic, cubrir los pies contribuye a aumentar su temperatura, lo que a su vez provoca un leve descenso de la temperatura central del cuerpo. Este cambio favorece el inicio del sueño, ya que el organismo se “prepara” para descansar cuando detecta este enfriamiento interno.
También la especialista en bienestar Jessica Andrade ha destacado en redes sociales cómo el sueño de calidad potencia cualquier otro hábito saludable. Según explica: "Una buena alimentación no tiene el mismo efecto si no dormimos bien, porque se alteran las hormonas, aparecen antojos y se toman decisiones impulsivas respecto a la comida".
El papel de la temperatura corporal: ¿Por qué puede ayudar?
Durante el día, la temperatura media del cuerpo humano ronda entre los 36 y los 37 °C, pero por la noche desciende ligeramente, lo que favorece el sueño. Al calentar los pies, se activa la circulación sanguínea en las extremidades, lo que facilita que el calor se disperse y el cuerpo se enfríe.

De hecho, un estudio de 2018 reveló que mantener los pies abrigados en un entorno fresco acortaba el tiempo necesario para conseguir dormir, prolongaba la duración del sueño y reducía los despertares nocturnos, aunque no alteraba la temperatura central del cuerpo. Un efecto comparable al que se consigue tomando una ducha templada antes de ir a la cama.
La clave está en la vasodilatación
El neurofisiólogo Francisco Puertas, miembro de la Sociedad Española del Sueño, explica que para dormir es necesario que la temperatura corporal central disminuya entre 0,5 y 0,8 grados. Para lograrlo, el cuerpo provoca una vasodilatación en manos y pies, lo que permite liberar calor a través de la piel.
Según la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos, este proceso de vasodilatación es clave para iniciar el sueño, ya que indica al cerebro que es momento de descansar. Estudios han demostrado que cuanto mayor es la dilatación de los vasos en manos y pies, menos tiempo se tarda en dormirse.
¿Qué hacen exactamente los calentadores de pies?
Los calentadores de pies son otra opción factible (a usar antes durante un rato antes de irnos a la cama), por si no quieres usar calcetines durante toda la noche peor quieres irte con cuerpo calentito a acostar. Resultan bastante útiles para ayudar a conciliar el sueño, ya sea en formato zapatilla de andar por casa —las calefactables son un poco costosas por cierto— o en formato cubre pies (muy económicos en Lidl).

Como bien te hemos contado, actúan sobre el cuerpo principalmente ayudando a regular la temperatura corporal mediante un proceso llamado vasodilatación periférica, que si se lleva a cabo antes de conciliar el sueño tendrá una serie de beneficios:
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Aumentan la temperatura de la piel en los pies
Al calentar esta zona, se dilatan los vasos sanguíneos (vasodilatación), lo que mejora la circulación en las extremidades.
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Favorecen la pérdida de calor del núcleo del cuerpo
Esto permite que la temperatura central del cuerpo descienda ligeramente, un requisito fisiológico para que el cerebro comience el sueño. Por eso son tan útiles antes de dormir.

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Relajan los músculos y reducen la tensión
El calor local actúa como analgésico natural: puede aliviar dolores leves, calambres y fatiga en pies o piernas.
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Estimulan una respuesta de confort psicológico
La sensación de calor y seguridad en los pies se asocia inconscientemente con el descanso, la relajación y el bienestar, lo que ayuda a reducir el estrés y la ansiedad.
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Previenen el enfriamiento general del cuerpo
Al mantener calientes las extremidades, se evita que el cuerpo tenga que trabajar más para conservar su temperatura interna, algo especialmente útil en personas con problemas de circulación o sensibilidad al frío (como los ancianos o quienes tienen síndrome de Raynaud).
La ciencia lo respalda
Una investigación surcoreana publicada en la revista Journal of Physiological Anthropology demostró que seis jóvenes que durmieron con calcetines se durmieron más rápido, descansaron durante más tiempo y se despertaron menos por la noche. Resultados similares se obtuvieron en un análisis anterior en Países Bajos, que incluyó tanto adultos jóvenes como personas mayores y con trastornos del sueño.

No obstante, los efectos no fueron los mismos en quienes padecían insomnio, lo que sugiere que esta práctica no es una solución universal. El uso de calcetines durante el sueño depende en gran parte de la sensibilidad individual al frío y de la capacidad de regular la temperatura corporal.
¿El frío es para todo el mundo?: Mujeres vs. Hombres
Algunas personas, especialmente quienes tienen más sensibilidad térmica —algo más habitual en mujeres, según Puertas—, pueden beneficiarse notablemente de esta costumbre. Sin embargo, otras personas encuentran incómodo dormir con los pies cubiertos, argumentando que interfiere con la circulación o que les da calor en exceso. Incluso es común que quienes se sienten más acalorados dejen un pie fuera de las sábanas para regular su temperatura mientras duermen.
En conclusión, no existe una única fórmula que funcione para todos. Lo más importante es encontrar el ambiente y las condiciones que hagan sentir cómodo a cada individuo. Así como no todos prefieren la misma temperatura en una oficina, tampoco todos dormirán mejor con las mismas rutinas. Escuchar al cuerpo sigue siendo la mejor guía para un descanso reparador.