Acompartir lanza el primer Too Good To Go de todo lo que no se come: “Mercadona y Disney colaboran”

El único banco de productos no alimentarios de España crea una herramienta pionera para que los comercios den salida a sus excedentes a través de donaciones

Leticia López Cotelo, fundadora de Acompartir / CG
Leticia López Cotelo, fundadora de Acompartir / CG

En España, donde cada año se pierden cerca de 400 millones de euros en productos no alimentarios -ropa, higiene, menaje, juguetes o material escolar que nunca llegan a venderse-, la palabra “desperdicio” no debería sonar solo a comida caducada. 

Y, sin embargo, la mayor parte del debate público se ha centrado en lo que se tira de la nevera, olvidando que también millones de artículos nuevos acaban en vertederos o incineradoras por taras, cambios de temporada, rebranding, reposición de stock o simples errores de etiquetado.

La aplicación pionera de Acompartir

Ahí es donde entra en juego Acompartir, el primer banco solidario de productos no alimentarios de España, que desde hace más de una década rescata excedentes de grandes compañías para distribuirlos entre personas en situación de vulnerabilidad. Hasta ahora, su labor se había centrado en recibir camiones de mercancía directamente desde plataformas logísticas de las empresas. 

La aplicación de Acompartir   CEDIDA
La aplicación de Acompartir / CG

Pero este otoño han dado un paso más. La organización sin ánimo de lucro ha lanzado una aplicación móvil que conecta directamente a tiendas y pequeños comercios con oenegés locales, evitando que un champú con el envase abollado o una camiseta de otra temporada acaben en la basura.

Cómo funciona

“La acabamos de lanzar hace apenas unas semanas”, explica a Consumidor Global Leticia López-Cotelo, directora de Acompartir. “La aplicación está operativa y disponible para iOS, Android y web. Cualquier comercio puede subir sus productos en un minuto”, añade. Funciona como una plataforma de donación instantánea: la tienda sube el lote de artículos que quiere donar y las entidades sociales cercanas lo pueden reservar para recogerlo directamente en el comercio. Menos logística, menos transporte, menos huella ambiental.

El modelo recuerda al de Too Good To Go, pero aplicado a productos no alimentarios. “La diferencia es que aquí la interacción es entre comercios y ONG, y los artículos son siempre nuevos, no de segunda mano como en Wallapop o Vinted”, explica López-Cotelo. 

Un banco contra el desperdicio invisible

El contexto no es menor. Desde su creación en 2013, Acompartir ha distribuido más de 27 millones de productos nuevos (equivalentes a 3.800 toneladas), beneficiando a más de dos millones de personas a través de 680 oenegés en toda España. 

El foco no es baladí. “Lo que más se dona son productos del hogar, juguetes y papelería, pero lo que más se necesita y se demanda son los artículos de higiene y limpieza: pañales, gel, champú, papel higiénico, higiene íntima”, señala López-Cotelo. Estos productos, aunque no son tan vitales como la comida, son fundamentales para la dignidad. Y destruir excedentes de higiene o menaje tiene un coste medioambiental aún mayor. “Mientras los alimentos se pueden compostar, lo no alimentario genera mucha más contaminación”, advierte la directora del proyecto. 

“Las ONG están como locas”

Así, la droguería que tiene cajas de gel a punto de cumplir el plazo de venta preferente, la ferretería con un lote de herramientas cuyo empaque se ha dañado o la juguetería que necesita liquidar el stock de la temporada pasada pueden, en menos de un minuto, subir su excedente a la plataforma. Una ONG cercana, verificada por Acompartir, reserva el paquete y pasa a recogerlo. 

“Las ONG están todas deseando, como locas, que las tiendas se animen y empiecen a donar a través de la nueva aplicación”, afirma López-Cotelo.

Las ventajas y los frenos

Para los comercios, la app supone simplificar un proceso que hasta ahora resultaba farragoso para Acompartir: localizar a qué ONG cercana podía interesarle cada producto, cruzar correos, coordinar envíos. “Antes teníamos que hacerlo manualmente tienda por tienda. La aplicación lo agiliza todo. En 30 segundos la tienda sube lo que tiene y al día siguiente la ONG puede recogerlo”, resume López-Cotelo.

La aplicación de Acompartir   CG
La aplicación de Acompartir / CG

A eso se suman los incentivos fiscales (donar deduce impuestos) y reputacionales (las empresas que lo deseen pueden mostrar su impacto). Pero hay un freno evidente: el cambio cultural y organizativo dentro de las compañías. Donar no es tan inmediato como pulsar un botón; requiere voluntad, coordinación y, en muchos casos, vencer la inercia de destruir lo invendido.

Mercadona, Decathlon, Ikea y L'Oréal, entre otras

Para que el modelo funcione, la confianza es fundamental. Las empresas donantes necesitan garantías. La aplicación asegura una trazabilidad completa, en la cual la tienda sabe en todo momento a qué ONG ha donado su producto, a qué colectivo atiende y el impacto social y medioambiental de su gesto. 

Además, Acompartir se encarga de verificar a cada una de las entidades receptoras “para que los productos no acaben en mercadillos ni rastrillos”, un punto que ofrece seguridad a marcas que, como Mercadona, Decathlon, Ikea, L'Oréal o Disney, ya colaboran con la organización a gran escala.

Atraer marcas de lujo a las donaciones

La visión a largo plazo va más allá de la mera gestión de excedentes. López-Cotelo sueña con un cambio de mentalidad. “Lo que me gustaría ver es que hay un cambio en la sociedad, que ya no se desperdicia ni se tira nada”. Su ambición incluye atraer a sectores más reacios a la donación, como las marcas de lujo, para demostrar que el impacto social es compatible con el prestigio. “Y así transformar un poco cómo consumimos, cómo fabricamos y que pensamos en el de al lado”, comenta.

La nueva aplicación llega en un momento en el que 12 millones de personas en España están en situación de exclusión social, según datos oficiales. Y mientras el debate público se centra en la inflación o en el desperdicio alimentario, la montaña de productos nuevos que se destruyen cada año sigue creciendo en silencio. El lanzamiento de esta aplicación es una promesa en construcción. Una herramienta pionera que ya está lista para usarse, pero que depende de que las tiendas –grandes y pequeñas– decidan empezar a pulsar el botón de donar.