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La operadora telefónica Adamo, en la diana de los consumidores: “Me dejaron siete días sin internet"

Antiguos clientes relatan las dificultades a la hora de darse de baja, que bordean la legalidad, y los incumplimientos de contrato por parte de la empresa

Una mujer intenta contactar por teléfono con Adamo / PEXELS
Una mujer intenta contactar por teléfono con Adamo / PEXELS

Cuando M-Clan lanzó Llamando a la tierra, en 1999, ya hacía dos años que se había inventado la red wifi, pero casi nadie la conocía en España; como tampoco se sabía qué era Netflix o Amazon. Ahora, dos décadas después, lo de “No hay señal / No hay señal de vida humana y yo / Perdido en el tiempo / Perdido en otra dimensión”, aún suena futurista, pero para algunas personas con mala conexión a internet puede resultar evocador. En especial en zonas rurales, donde las compañías de telecomunicaciones aún tienen mucho trabajo por hacer. En estas áreas destaca la presencia de Adamo, una compañía que presta tanto servicios de internet como telefonía, aunque no convence a todos y algunos consumidores se quejan de cortes en el servicio y problemas para darse de baja.

Señalan que lo que reflejan sus contratos está a dos mil millones de años luz de lo que la compañía ofrece en realidad, y también que permanecen largos tiempos Sin noticias desde la estación. De hecho, en la plataforma TrustPilot, Adamo tiene una valoración de dos estrellas sobre cinco: de 93 opiniones, el 63 % son malas o muy malas.

La operadora Adamo no siempre tiene conexión donde la ofrece

Araceli Basanta cuenta a Consumidor Global que contrató Adamo porque su oferta le pareció atractiva, pero nueve meses más tarde se vio obligada a cambiarse de compañía. “A principios de septiembre de 2021, un comercial de Adamo nos ofreció un contrato bastante asequible, tanto en fibra como en precio, por lo que decidimos contratarlo. Ese comercial nos aseguró que, en 15 días como máximo, tendríamos todo instalado en casa y la portabilidad en los teléfonos móviles, pero no fue así”, relata Basanta. Más tarde, ella dio parte al propio comercial, quien le dijo que “había un problema con el nodo”.

Un joven consulta su cobertura / PEXELS
Un joven consulta su cobertura / PEXELS

La situación se prolongó hasta diciembre. “Después de llamar a atención al cliente y poner varias reclamaciones, nos dicen que se van a poner en contacto con nosotros, ya que eso es cosa de los instaladores”, relata. Cansada ya de “la tomadura de pelo”, dice Basanta, intentó firmar otro contrato en una tienda física de Adamo, para que las cosas quedasen cristalinas y no hubiese teléfono escacharrado. Pero ni con esas: al cabo de unos días, el responsable de la tienda contactó con Basanta y le explicó que, realmente, en el edificio donde vivían no había conexión a Adamo. Es decir, que la compañía, donde dijo digo, dijo Diego.

Dificultades para darse de baja

“Es de vergüenza que hagan contratos en los que dicen que tanto la fibra como la conectividad llega a las casas cuando no es así. Y, por si fuera poco, al reclamarles contestan que eres tú quien debes informar a los vecinos por si les interesa contratar Adamo para que hagan algo y aumenten la conectividad, para así poder tener conexión en todo el edificio”, resalta Basanta. De este modo, la responsabilidad de tener una buena conectividad parece que recae en el usuario que paga la misma.

Adamo tampoco lo pone fácil cuando alguien quiere cortar el cable. David González cuenta que decidió dejar la compañía porque encontró una oferta más económica, aunque matiza que su servicio, con sus más y sus manos, “tampoco iba fatal”. Sus problemas comenzaron realmente cuando decidió darse de baja. Lo intentó el día 28 de junio, y, desde entonces, la compañía marea la perdiz. “Al llamar al teléfono de información te remiten a otro teléfono, sin decirte el coste que tiene esa nueva llamada. Y en cuanto preguntas el coste o defiendes que en tu contrato se especifica que te tienen que dar la baja en ese teléfono, te cuelgan”, describe.

“Les han vendido la moto”

Para tramitar su baja, a González le pidieron una copia del DNI y algunos datos más. Lo hicieron tres días después de que él enviase su primer correo. Tras responder, cuenta, “nunca volví a saber de ellos”. Lo más flagrante es que el día 6 le llegó el recibo de julio “y evidentemente nadie ha venido a recoger mis routers”, protesta. A su juicio, “no poder dar de baja un servicio y que continúen mandando recibos debería de ser ilegal. De hecho, la Oficina de Atención al Usuario de Telecomunicaciones recoge que “el operador está obligado a dar la baja al usuario en un plazo de dos días desde que éste se lo haya comunicado”, por lo que “solo podrá facturar hasta ese momento”.

Una persona asiste a clases online / UNSPLASH
Una persona asiste a clases online / UNSPLASH

Diego Frías es un operador local de fibra, que trabaja para la competencia de Adamo. “Han ido puerta por puerta a mis clientes, les han vendido la moto y les han engañado con ofertas temporales. Muchos de ellos han vuelto y otros no han podido hacerse cargo de la permanencia”, detalla, con un enfado visible. Mientras, sobre todas estas quejas, Consumidor Global ha intentado ponerse en contacto con Adamo para conocer su perspectiva al respecto, sin éxito al término de este reportaje.

Siete días sin wifi

Antonio Téllez puso una reclamación a la empresa porque, según cuenta, tuvo problemas con su línea de internet durante semanas. La cosa se puso más fea la última semana de junio, “con ausencia total de wifi”, lo que implicó que no pudiera asistir a sus clases online y tuvo que gastar su dinero en pedir gigas. En total, estuvo 7 días sin wifi. Además, en la reclamación especificó que Adamo había incumplido su contrato, ya que en él se decía que sus técnicos solucionarían el problema del cliente en menos de 72 horas, y no fue así. Téllez añade que, para más inri, contactar con ellos fue un suplicio. “Horas en espera, colgaban el teléfono, simplemente no sabían...”, detalla.

Un hombre realiza una llamada / PEXELS
Un hombre realiza una llamada / PEXELS

En la misma línea, Miguel Segovia denuncia que pasó 11 días sin conexión a internet ni teléfono en casa. No fue exactamente culpa de Adamo, sino de una avería. Sin embargo, la empresa no acudió a reparar el problema a tiempo. Un camión había arrancado 7 postes de teléfono, según describe Segovia. Tras varias llamadas infructuosas, consiguió que le hicieran caso a raíz de quejarse en Twitter. “Eso sí, aún tardaron 3 días más en venir. Me han dicho que me devolverán el dinero de los días sin conexión en la próxima factura. A ver si es verdad”, indica, escéptico. En fin, esperando contestación.

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