El aviso de Silvia Olmedo, psicóloga, sobre la tecnología en las relaciones: "Son muy peligrosas"
Descubre los peligros de la tecnología en las relaciones de pareja, qué son los vínculos virtuales y por qué muchas parejas que se conocen online nunca llegan a triunfar o a verse en persona
En la actualidad, encontrar pareja desde la pantalla del móvil se ha vuelto casi tan común como encontrarse en una cafetería o una fiesta. Según varios estudios recientes, alrededor del 40% de las relaciones comienzan gracias a las redes sociales o apps de citas. En parejas del mismo sexo, esta cifra se dispara, convirtiéndose en la vía más habitual para iniciar una historia.

Aunque no existe una cifra única y exacta que abarque todos los casos, diferentes estudios y encuestas coinciden en que una parte significativa de las parejas que se conocen en línea nunca llegan a tener una interacción física en la vida real.
- Según un estudio de la Stanford University y la Universidad de Nuevo México, alrededor del 20% de las relaciones comenzadas online no llegan nunca a concretarse en encuentros presenciales.
- Una encuesta de Pew Research Center reveló que 1 de cada 3 usuarios de aplicaciones de citas afirma haber mantenido "relaciones exclusivamente digitales", es decir, con contacto solo por mensaje, llamadas o videollamadas, sin llegar a conocer en persona a la otra persona.
- En España, un informe elaborado por Ipsos indicó que el 25% de quienes usan apps de citas han tenido relaciones virtuales que nunca pasaron al mundo real.
Las nuevas tecnologías nos han abierto las puertas a un sinfín de posibilidades para conocer gente fuera de nuestro entorno común. Ya no es raro que el primer 'Hola' o 'me gustas' surja a través de un mensaje directo en Instagram o un match en una aplicación de "ligoteo" digital. Sin embargo, esta inmediatez y facilidad también traen consigo ciertas trampas que pueden afectar la estabilidad emocional y la calidad del vínculo.
El amor en tiempos de WiFi: relaciones digitales entre la comodidad y la desconexión de la realidad
Silvia Olmedo, psicóloga, sexóloga y una de las voces más reconocidas en redes cuando hablamos de salud emocional y relaciones, reflexionó recientemente sobre este fenómeno en el programa El Faro de la Cadena SER. Durante su intervención, abordó varios temas como son las diferencias generacionales a la hora de tener sexo o vincularse, así como los miedos que arrastramos en pareja o un tema tan actual como inquietante: las relaciones que se mantienen exclusivamente a través de WhatsApp u otras plataformas de mensajería instantánea y digital.
Como ya te contábamos desde Consumidor Global, entre el 20% y el 30% de los vínculos iniciados online no llegan nunca al plano físico, convirtiéndose en lo que algunos expertos llaman relaciones fantasma o vínculos virtuales perpetuos:
“Hay personas que crean vínculos digitales que nunca se trasladan al mundo real. Son como ‘relaciones comodín’, que usamos cuando hay algo que no funciona en nuestra relación principal con nosotros mismos. Son muy peligrosas de base”, explicaba Olmedo. Según ella, esta forma de conexión puede llegar a ser irreal y tóxica, sobre todo si se está en pareja, porque es fácil encontrar fuera lo que no se está resolviendo dentro.

Y aunque también reconoció que una relación sólida puede comenzar online, advirtió que el verdadero reto llega cuando hay convivencia o encuentros cara a cara: “Ahí es cuando la persona se convierte en persona, no en proyección”, afirmó.
Cuando el otro se convierte en avatar
El doctor José Ángel de Francisco, responsable de una unidad especializada en Terapia de pareja del Hospital Quirónsalud de Murcia, Torrevieja y Alicante, también lanza una advertencia: "Muchas rupturas actuales nacen del desengaño cuando lo virtual se confronta con lo real. Lo ideal es que, aunque haya conexión digital, exista un tiempo de noviazgo presencial, de verdadero conocimiento mutuo”, recomienda.

Uno de los elementos clave que menciona el especialista es la importancia del contacto físico y la presencia que no nos da lo digital. Las feromonas, por ejemplo, juegan un papel crucial en la atracción, y estas, claro, no se transmiten por una pantalla. La química real necesita espacio compartido, miradas y cercanía.
Características de las nuevas relaciones “hiperconectadas”
El uso habitual del teléfono móvil para relacionarse ha modificado no solo la forma de conocerse, sino también la dinámica de muchas parejas.

Algunos de los efectos más frecuentes de estas nuevas maneras de vincularse son:
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Celos digitales: Los mensajes ocultos, las reacciones en redes o el “visto” no respondido pueden generar malentendidos, desconfianza y tensiones.
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Vínculos intensos, pero impersonales: Hablamos mucho, pero no siempre con profundidad. La inmediatez reemplaza la intimidad y el contacto humano.
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Falta de espacio individual: Las parejas se localizan fácilmente, se monitorean sin querer y comparten todo... tanto, que a veces se pierde el equilibrio y la individualidad.
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Adicción a las redes y desgaste emocional: El uso excesivo de redes no solo afecta la concentración y el bienestar personal, sino que puede erosionar la relación. Según datos recientes, un alto porcentaje de los jóvenes entre 25 y 38 años presentan una dependencia digital que afecta su vida afectiva al mismo nivel que una adicción.
Claves para un amor sano en la era digital
Entonces, la pregunta es clara: ¿Cómo es posible construir una relación sólida desde una pantalla? La respuesta es sí, pero con matices. Aquí van algunas pautas para hacerlo posible:
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Pasar del chat al cara a cara lo antes posible: Ningún emoji reemplaza una sonrisa real.
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Establecer límites con el móvil: No hace falta responder en el acto ni revisar cada movimiento en redes del otro.
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Fomentar la comunicación auténtica: Hablar de lo que se siente, no solo enviar memes o gifs.
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Proteger los espacios individuales: No todo se tiene que compartir. Cuidar tu intimidad también fortalece la relación.
El amor en tiempos digitales no es peor ni mejor, simplemente distinto. Pero sigue necesitando lo de siempre: presencia, respeto, escucha, paciencia... y menos notificaciones.




