Así afectarán a los precios del vino los aranceles de Trump, según estos expertos

A pesar de la que la FEV sostiene que la implantación del gravamen es algo que el sector no se puede permitir, hay quienes consideran incluso que puede ser una oportunidad

Distintas botellas de vino / UNSPLASH
Distintas botellas de vino / UNSPLASH

Donald Trump no bebe alcohol. Al menos eso dice. Sin embargo, en The Apprentice, la película dirigida por Ali Abbasi en la que Sebastian Stan interpreta al magnate norteamericano, se ve obligado a hacerlo una vez: cuando Roy Cohn (Jeremy Strong) le conmina a hacerlo. Será este, su abogado, quien le transmitirá un credo que hará suyo: atacar siempre con ferocidad, negarlo todo cuando vengan mal dadas y no aceptar jamás una derrota.

Con todo, entre la victoria y la derrota hay terrenos resbaladizos, intermedios, a menudo nebulosos. Es en esta área donde se han instalado algunas bodegas europeas, inquietas tras el anuncio del presidente estadounidense de establecer un arancel del 200% para los vinos y otros productos alcohólicos, como el bourbon.

Preocupación en el sector

No está claro que la imposición de un impuesto así de demoledor vaya a materializarse, pero las protestas en España no se han hecho esperar. Por ejemplo, el director general de la Federación Española del Vino (FEV) aseguró el jueves 13 que “una medida así sacaría a los vinos españoles y europeos de todo el mercado de EEUU y es algo que no nos podemos permitir”.

Donald Trump durante una reunión   EP Niall Carson   PA Wire   dpa
Donald Trump durante una reunión / EP - Niall Carson PA WIRE DPA 

Benítez urgió además al gobierno de España y a la UE a ponerse a negociar “cuanto antes” y a resolver las disputas comerciales que ya existen con otros productos como el acero y el aluminio. Por su parte, el ministro de Agricultura, Luis Planas, trató de sonar convincente cuando habló de la posible respuesta: “No nos temblará el pulso”. Algo más chirrió la aseveración de Antonio Garamendi (CEOE): “Ellos se lo pierden”.

390 millones de dólares

Para algunos podría ser un mazazo, pero para otras bodegas no sería más que un contratiempo o una columna del Excel a eliminar. Según los datos publicados por Asaja, España ocupó el séptimo puesto en el ranking de países exportadores de vino a Estados Unidos en el año 2023, cuando los vinos españoles vendieron 63 millones de litros, lo que representó una facturación de 391,4 millones de dólares (+7,4%).

De este modo, España se consolidaba a su vez como el cuarto proveedor de vino en EEUU en términos de valor (por delante de Chile). Según Asaja, a pesar de que el vino español no tenga en Estados Unidos una pujanza ni remotamente parecida al francés o al italiano, un 71% de las ventas españolas corresponden al embotellado (tinto, blanco y rosado), mientras que el 27,7% es espumoso.

Distintas botellas / UNSPLASH
Distintas botellas / UNSPLASH

“Es capaz de hacerlo”

Isabel Hernández es la exgerente de Fontana Bodegas & Viñedos, que en 2023 se convirtió en la primera bodega española en obtener el certificado Sustainable Wineries for Climate Protection. “Creo que Trump sí lo va a poner en práctica. Es capaz de hacerlo”, augura a Consumidor Global esta experta, que actualmente trabaja en una empresa vinculada a la sostenibilidad.

Hernández afirma que el sector del vino se encuentra en una situación muy delicada marcada por las condiciones climáticas y el aumento de costes, y esto supondría una estocada más. “El viticultor está sufriendo mucho, y estas medidas, sumamente alarmantes, hacen todavía más daño. En caso de llevarse a cabo, habría bodegas pequeñas y medianas, o incluso cooperativas, que lo pasarían verdaderamente mal o que incluso desaparecerían”, considera.

Varias personas brindan / UNSPLASH
Varias personas brindan / UNSPLASH

Márgenes menguantes

Si la situación llegase a desmadrarse, Hernández consideraría lógico que el Gobierno anunciase ayudas, pero apunta que el sector primario español depende mucho de las subvenciones y sería solo un parche. “Las industrias se tienen que adaptar a unos márgenes que cada vez son menores en el sector primario, y es realmente complicado hacerlo”.

Ahora bien, no cree que el potencial impuesto de Trump tuviese efectos para el consumidor de vino español. Cuando la subida de la luz alcanzó su momento álgido hace dos años, recuerda, los fabricantes de vidrio repercutieron a las bodegas, pero las bodegas no pudieron subir “10 céntimos” la botella de vino porque el mercado “no lo absorbía”.

Gamas altas

Es decir, que muchas bodegas se tragan cada vez más márgenes que las normativas les imponen porque el bolsillo del consumidor español no reacciona bien. Caso distinto es el de la gama alta: “El que está dispuesto a pagar 100 euros por una botella probablemente esté dispuesto a pagar 150”.

Una persona descorcha una botella / FREEPIK wavebreakmedia micro
Una persona descorcha una botella / FREEPIK wavebreakmedia micro

Más optimista se muestra el presidente de la Asociación de Enólogos de Castilla-La Mancha, Alfonso García Cámara, quien considera que el arancel que podría decidirse a implementar la administración norteamericana no sería del 200%, sino muy inferior.  

Vino más premium

“Y si ocurre, yo lo puedo ver también como una oportunidad, porque el vino español en el mercado americano, de encarecerse, podría desplazarse a una categoría de precio superior y volverse más premium”, opina. “Eso es lo que pasó con Perrier. No vendían casi nada en Estados Unidos, contrataron a una empresa de marketing y, tras un estudio, decidieron triplicar el precio al que vendían. Y empezaron a vender muchísimo”, recuerda.

Vinos en un supermercado / UNSPLASH
Vinos en un supermercado / UNSPLASH

También apunta el enólogo que los aranceles “tampoco serán eternos”. “Inicialmente, todo el mundo se echa las manos a la cabeza, porque estamos acostumbrados a que el vino español o es muy premium o tirando a baratillo, y eso tampoco nos beneficia. No sabemos por dónde puede salir el mercado”, dice.

Sin efectos para el consumidor local

Sí coincide este experto con Isabel Hernández en que el consumidor español no pagaría más. “No creo que el consumidor nacional o local se viese afectado”, indica.

Le preocupan más, reconoce, las repercusiones que tendría para el consumo en España la adopción de una serie de medidas que se plantean ahora, como el proyecto de ley para bajar “todavía más” la tasa de alcohol en sangre.

Un viticultor / UNSPLASH
Un viticultor / UNSPLASH

Jugar con el stock y con el grado alcohólico

Luis Llopart apunta otros matices. “Desde noviembre, cuando Trump ganó, los importadores americanos se dedicaron a comprar un montón de contenedores para tener vino estocado”, relata. “Además, en su primer mandato ya se implementaron aranceles, pero fue para vinos con una graduación alcohólica de a partir de 13,5 grados, de modo que el truco del almendruco de algunas bodegas grandes fue bajar los grados para poder vender sin arancel. Estrategias hay”.

Llopart es el fundador de A Pachas, una bodega que pertenece a la D.O. Vinos de Madrid pero que posee un marcado carácter internacional. “Exportamos la mayoría de nuestra producción, pero va sobre todo a otros países de Europa”.

No solo oferta y demanda

En cuanto a las consecuencias para el consumidor español, su opinión no dista de las anteriores: “No creo que tuviese efectos, a no ser que alguna bodega muy dependiente de ese mercado concreto tuviese que sacar el vino que tuviese en stock y regalarlo, por así decir. Pero es que vender vino no es como vender tornillos: esto no va solo de oferta y demanda. Las bodegas pueden mantener su caché, producir menos, reestructurar puestos de trabajo…”.

Depósitos de vino / UNSPLASH
Depósitos de vino / UNSPLASH

“No creo, desde luego, que esto fuese un desastre para todos los productores españoles. Evidentemente, bajarían las cifras de ventas y habría bodegas que lo pasarían mal, pero podemos sobrevivir perfectamente. La gente se reinventaría, y si no lo vendes aquí, lo vendes allá”, agrega.

Adaptación del consumidor americano

El propio Llopart estuvo hace unos meses en Chicago, trabajando con su distribuidor, y reconoce que han hablado de este asunto, pero sugiere que no es algo que le preocupe especialmente ni que vaya a tener demasiada trascendencia allí. 

“Si no es español, los estadounidenses beberán vino de cualquier otro sitio. Tú acudes a una vinoteca de allí y encuentras botellas de Líbano, de Turquía, de Argelia…. No les va a faltar de nada por mucho que queramos creer que sí. Beberán más vino de Argentina, de Chile o de donde sea”, concluye.