Lo llevas haciendo mal toda la vida: el error fatal que afecta a tu digestión según los expertos
Te desvelamos los mejores consejos para que no caigas en el error más común: poner atención en qué has comido cuando te sientes mal en lugar de qué manera lo has hecho

Muchas personas experimentan molestias digestivas sin una causa aparente. Sensación de pesadez, hinchazón, gases, acidez o incluso náuseas pueden aparecer después de las comidas sin que se identifique un problema específico en la alimentación. Sin embargo, más allá de lo que comemos, la forma en la que comemos y nuestros hábitos diarios pueden estar perjudicando nuestra digestión sin que nos demos cuenta.

Desde la postura en la que nos sentamos hasta la rapidez con la que ingerimos los alimentos, pequeños detalles pueden hacer una gran diferencia en cómo nuestro organismo procesa la comida. Si bien las intolerancias alimentarias o ciertas condiciones médicas pueden influir en la digestión, muchas veces la causa está en malas costumbres adquiridas con el tiempo.
El error que está saboteando tu digestión
En Consumidor Global te contamos los peores errores y más comunes que afectan a nuestra digestión para que no te sientas tan mal después de cada comida.
La experta en salud digestiva Marce Wellness ha señalado en su cuenta de Instagram (@marce.wellness) algunas prácticas habituales que muchas personas repiten sin darse cuenta del impacto que tienen en su salud digestiva y en la forma en la que su cuerpo asimila los alimentos.
1. Comer rápido y masticar poco: un error muy común
Uno de los problemas más frecuentes es la falta de una adecuada masticación. Muchas personas comen con prisa, lo que impide que la digestión comience correctamente en la boca. La saliva contiene enzimas esenciales para descomponer los alimentos antes de que lleguen al estómago.

Cuando se mastica poco, el sistema digestivo tiene que esforzarse más para descomponer los alimentos, lo que puede causar inflamación, gases y digestión pesada. Lo ideal es masticar cada bocado hasta alcanzar una textura similar a un puré antes de tragar, permitiendo que los alimentos lleguen en una forma más digerible al estómago.
2. Comer encorvado o tumbado: el enemigo invisible del estómago
La postura al comer es un factor clave que muchas veces se pasa por alto. Sentarse encorvado o demasiado inclinado hacia adelante puede comprimir el estómago e intestinos, dificultando la digestión. Esta presión sobre el abdomen favorece el reflujo ácido y la hinchazón, generando esa sensación de pesadez tras las comidas.

Para evitarlo, es recomendable mantener la espalda recta y los hombros relajados al comer. Sentarse con una buena postura permite que los órganos digestivos trabajen sin restricciones, facilitando el proceso digestivo.
3. Beber demasiado líquido durante las comidas
La hidratación es fundamental para la salud, pero ingerir grandes cantidades de líquido durante las comidas puede afectar el proceso digestivo. El exceso de agua o bebidas diluye los jugos gástricos, haciendo que el estómago tenga que trabajar más para descomponer los alimentos.

Una persona con un vaso de agua en la mano / PEXELS
Esto puede provocar sensación de hinchazón, gases y digestión más lenta. Lo ideal es beber pequeñas cantidades de líquido con la comida y distribuir la hidratación a lo largo del día. Si sientes mucha sed al comer, es posible que no estés tomando suficiente agua entre comidas.
4. Comer distraído: cómo las pantallas afectan la digestión
Con el ritmo de vida actual, es habitual comer mientras se revisa el móvil, se ve la televisión o se trabaja en la computadora. Aunque pueda parecer inofensivo, este hábito interfiere en la conexión entre el cerebro y el proceso digestivo.

Cuando estamos distraídos, el cuerpo no se enfoca en la digestión de manera eficiente, lo que puede ralentizar el metabolismo y generar molestias. Además, al no prestar atención a la cantidad de comida ingerida, es más fácil comer en exceso, lo que aumenta la sensación de pesadez y malestar.
Para mejorar la digestión, es recomendable dedicar tiempo exclusivo a las comidas, sin distracciones. Esto permite disfrutar los alimentos, masticar correctamente y evitar el comer demasiado.
Consejos prácticos de la experta para mejorar la digestión
Si quieres evitar los síntomas molestos después de las comidas, incorporar algunos hábitos saludables puede marcar la diferencia:
1. Toma 3 respiraciones profundas antes de comer. El estrés puede afectar la digestión, por lo que respirar profundamente antes de una comida ayuda a relajar el cuerpo y mejorar la asimilación de los alimentos.
2. Siéntate derecho. Adopta una postura adecuada. Sentarte con la espalda recta y los hombros relajados ayuda a evitar la presión sobre el abdomen y mejora la digestión.
3. Mastica cada bocado hasta hacer un puré. Dedica el tiempo necesario para masticar cada bocado, asegurándote de que los alimentos lleguen en la mejor forma posible al estómago.
4. Baja tus cubiertos al plato entre cada bocado. De esta forma tomarás consciencia de que comer no es un acto estresante y atropellado, sino que requiere calma.
5. Elimina distracciones y estrés mientras masticas. Comer sin pantallas ni interrupciones permite al cuerpo enfocarse en el proceso digestivo y evitar el consumo excesivo de alimentos.
La importancia de la mala postura cuando comes
A menudo, la atención se centra en los alimentos que consumimos y en su impacto en la salud, pero se olvida la relevancia de la forma en la que los comemos. Una alimentación equilibrada es esencial, pero cambiar la manera en la que ingerimos los alimentos puede ser igual de importante que elegir los ingredientes adecuados.

Adoptar hábitos más conscientes al comer no solo mejora la digestión, sino que también permite disfrutar más de la comida y evitar molestias innecesarias. Si sueles experimentar problemas digestivos, prueba a modificar estos hábitos y observa cómo cambia tu bienestar. Pequeños ajustes, como el de dejar de comer atropelladamente, encogido o de pie, pueden hacer una gran diferencia en cómo te sientes después de cada comida.