Lonvital, la clínica hipertecnológica que trata el sobrepeso como una herida emocional
Hablamos con Christian Gabriel, creador del método que está cambiando la forma de abordar la obesidad en España, combinando atención médica, apoyo psicológico y un enfoque personalizado
Durante meses, solo se vestía con el mismo pantalón prestado. Uno que no le compró ella, sino que le dejó su hermana, que también tenía algo de sobrepeso. No salía de casa. No se miraba al espejo. De hecho, le pidió a su marido que retirara todos de la casa. A los 35 años, con cuatro hijos y un cargo de dirección en un hotel a sus espaldas, su mundo se había reducido a las paredes de su hogar. Un accidente de tráfico desencadenó en agorafobia, ansiedad y un intento de suicidio.
Esta mujer había dejado de vivir y el número que indicaba la báscula se desorbitó. Hasta que una tarde, en una videollamada, estalló. Se abrió, lloró, se rompió. Al otro lado, Christian Gabriel, CEO y fundador de Lonvital, también lloró.
Uno de los primeros casos
“Fue uno de los primeros casos que tratamos”, recuerda el fundador de la startup que está revolucionando el tratamiento del sobrepeso en España. Durante semanas, el equipo multidisciplinar de Lonvital trabajó codo con codo para reconstruir algo más que un metabolismo.

A las tres semanas ya no paraba en casa. A los dos meses abandonó la medicación psiquiátrica. A los cuatro fue dada de alta del servicio psicológico. Había vuelto. Había conseguido otro empleo tras ser despedida durante su baja. Renovó su tratamiento por seis meses más. “Nos dice que somos su familia”, cuenta Gabriel a Consumidor Global.
La abuela que no quería ver a sus nietos
En España, había una abuela de 66 años que vivía entre el sofá y la cama, sin apenas moverse, más allá de lo imprescindible para cocinar a sus nietos. Cuando llegaban, se metía en la habitación. La vergüenza de que la vieran con ese peso era más poderosa.
Había sufrido un ictus. Tenía antecedentes cardiovasculares severos, dos intentos de suicidio, y un aislamiento casi absoluto. Su día a día transcurría viendo programas de televisión y repitiendo, sin decirlo, que la vida ya no era para ella. La primera vez que habló con una psicóloga de la clínica especializada en tratamientos integrales contra el sobrepeso, respondió con monosílabos. A la pregunta “¿Qué hobbies tienes?”, contestó: “Leer”. Pero ya hacía dos años que no tocaba un libro. Ni una página.
Volver a leer
Y entonces, desde Lonvital lo intentaron de otro modo. La profesional buscó en Google una librería cercana a su casa y le envió por WhatsApp la ubicación. “Ve mañana”, le propuso. “Camina. Mira sinopsis. Apunta títulos. Luego, por la tarde, investigas cuáles te interesan. Y al día siguiente vuelves a por dos”. Fue un gesto mínimo, pero abrió una puerta. Esa mujer, que había perdido el deseo de vivir, comenzó a caminar de nuevo. A leer.
No obstante, poco después, empezó a cancelar sesiones del tratamiento. Quienes la atendían pensaron que abandonaba. Pero no. Mandó un audio explicativo a Gabriel. “Perdonadme, pero es que esas horas son cuando mis amigas salen a andar o a tomar café. Estoy feliz. Gracias. Me habéis devuelto la vida”, comentaba la abuela que ahora cuida más a sus nietos. Que ya no tiene un peso arriesgado. Que ha dejado atrás la cama, el sofá, y el silencio.
Una conversación con Christian Gabriel
Estas historias no hablan solo de adelgazar. Hablan de reconstrucción. De volver a salir a la calle. De mirar a los ojos. De reconocerse. Porque en estos relatos el peso es el síntoma visible de algo mucho más profundo, como el dolor, el abandono, la tristeza crónica, el trauma enquistado.
El proyecto de Lonvital, nacido en España, se dedica a atender casos como estos con un enfoque distinto. Sin dietas milagro. Sin retos de “pierde 10 kilos en un mes”. En solo seis meses, han atendido a más de 4.000 pacientes con un método clínico, personalizado y basado en tecnología, pero también, y sobre todo, en empatía. Su creador, Christian Gabriel, con pasado de sobrepeso, ha diseñado un sistema multidisciplinar centrado en la causa real del problema. Lo montó, dice, “no para hacerse rico, sino para doblegar la curva de crecimiento de la obesidad en España”.
--Lonvital ha acompañado a más de 4.000 pacientes en apenas seis meses. ¿Qué le diría a alguien que llega a ustedes tras haberlo intentado todo sin resultados duraderos?
--Lo primero que le diría es: “No estás roto. No es tu culpa”. Hay gente que ha probado 15 métodos diferentes, y acaba pensando que el problema es él o ella. Pero no. Lo que falla muchas veces es el enfoque. Nosotros hemos creado un método que aborda el problema desde todas sus aristas: médica, nutricional, psicológica y de movimiento, sin imponer dietas ni obligar a ir al gimnasio.

--Mencionan que su enfoque va mucho más allá del “comer menos y moverse más”. ¿Por qué cree que esa fórmula simplista suele fallar a largo plazo?
--Porque la obesidad no es solo un problema de voluntad. Es una enfermedad multifactorial. Claro que hay que ajustar la alimentación y aumentar la actividad física, pero si no trabajas el entorno emocional, mental, hormonal o incluso el sueño y el estrés, es pan para hoy y hambre para mañana. Nosotros usamos tecnología para medir todo eso y acompañar al paciente de manera integral.
--Desde su perspectiva, ¿cuáles son los tres errores más comunes que cometen las personas al intentar perder peso?
--Uno: pensar que necesitan fuerza de voluntad para cambiar. Dos: empezar un cambio radical que no pueden sostener. Y tres: abordar el problema solo desde la dieta, sin trabajar hábitos ni la parte mental. Por eso usamos el método Tiny Habits del profesor BJ Fogg, donde los hábitos se crean sin esfuerzo, sin necesidad de tirar de voluntad.
--Lonvital se define como “hipertecnológico” y con monitorización 24/7. ¿Cómo se traduce eso en el día a día de un paciente?
--Significa que recogemos y analizamos constantemente variables como el sueño, la actividad, la composición corporal, la frecuencia cardíaca, niveles de estrés, y más. Y que nuestro equipo (médico, nutricionista, psicoterapeuta y coach de movimiento) se comunica entre sí para tomar decisiones clínicas. Todo se hace por videollamada y chat. Por ejemplo, si detectamos un déficit vitamínico, el médico puede suplementar, pero también habla con el nutricionista para reforzarlo con alimentos específicos. Queremos que el paciente no esté toda la vida con pastillas.
--¿Qué resultados concretos están observando en estos primeros meses?
--Muchos. A nivel físico, se pierde grasa visceral –que es la peligrosa– y se gana masa muscular. Hay pacientes que bajan poco peso en la báscula, pero reducen dos tallas porque cambian su composición corporal. Pero más allá del peso, vemos mejoras en salud mental, social, metabólica. Hemos dado de alta a muchos pacientes de 6 meses y lo interesante es que, a diferencia de la mayoría de dietas, donde el 80% rebota entre 3 y 5 kilos tras dejarlo, nuestros pacientes no solo no han rebotado, sino que algunos siguen bajando de peso tras el alta.
--¿Y cómo miden eso?
--Con dispositivos médicos que enviamos a casa, con seguimiento 24/7 y pruebas periódicas. Pero también con entrevistas, cuestionarios validados, escalas de bienestar. Medimos el cambio en todos los sentidos, no solo en kilos.
–¿Cuánto cuesta?
--El precio arranca desde 80 euros al mes. No es una suscripción ni un paquete cerrado: los tratamientos duran entre 3 y 18 meses, y puedes hacer todos los pagos fraccionados. Lo importante es que no hay límite de consultas: si necesitas ver al psicólogo todos los días durante dos meses, lo haces. Tratamos de que sea accesible sin dejar de ser clínicamente riguroso.

--¿Cree que la obesidad debería ser tratada como una cuestión de salud pública y no solo individual?
--Sin duda. Es una cuestión de salud pública. El problema es que muchas veces se reduce a decirle a la gente “come mejor y haz ejercicio”, sin un enfoque estructurado. Me encantaría que nuestro método pudiera incorporarse algún día al sistema público. No lo he montado para hacerme rico. Lo he montado para doblegar la curva de la obesidad en España. Y luego, si podemos, en más países.
--¿Y qué pasa con la obesidad infantil?
–La obesidad infantil es aún más preocupante. Tenemos que incluir pediatras, para poder abordarla.
--Si tuviera que resumir la misión de Lonvital en una sola frase, ¿cuál sería?
--Cambiar vidas, no solo cuerpos.


