He pasado muchas veces por el Baix Ebre y no sabía que Pascale Zintzen tenía su retiro espiritual

Te descubrimos la encantadora casa-taller de la popular artista Pascale Zintzen (diseñadora de Mango Home) en el Baix Ebre: un refugio para personas creativas y sensibles

He pasado muchas veces por el Baix Ebre y no sabía que Pascale Zintzen tenía su retiro espiritual/ Montaje CG
He pasado muchas veces por el Baix Ebre y no sabía que Pascale Zintzen tenía su retiro espiritual/ Montaje CG

Un oasis creativo en el Baix Ebre: así es la “Casita”, donde Pascale Zintzen — popularmente conocida por ser una artista plástica que ha creado piezas escultóricas disponibles en Mango Home— convierte el barro en poesía. Hay lugares que parecen hechos a la medida de un alma inquieta y creativa. Para la belga Pascale Zintzen, fundadora del espacio artístico Oikos Estudio, trazar un refugio que hable de instalarse en su coordenada soñada.

¿Y dónde está esta coordenada? En mitad del Baix Ebre, entre olivares centenarios y la brisa que llega tímida desde el Mediterráneo. Allí ha erigido una casa-taller que combina a ratos como refugio familiar (allí enseña a sus hijos su oficio), laboratorio artístico y la mejor excusa para vivir en vaqueros gastados y manos manchadas de arcilla.

De los mercadillos de Bélgica al latido 'slow' de Cataluña

Pascale nació en Verviers y creció con un pincel en la mano y un ojo entrenado para ver en el mundo algo oculto que materializar en arte. Los domingos eran sagrados: paseo con su padre por mercadillos, rescate de sillas desvencijadas y una afición temprana por pintar paredes ajenas. La curiosidad la empujó a estudiar Arqueología e Historia del Arte, y más tarde la lanzó a media vuelta al mundo antes de echar el ancla, definitivamente, en Barcelona (allá por 2016).

Un año de retos personales la llevó a probar unas clases de cerámica que le regaló una amiga. “Sentí un clic brutal, como si la arcilla me dijera ‘por fin has llegado’”, confesó en una entrevista a Vogue. Desde entonces, asegura, no pasa más de 48 horas sin hundir los dedos en este polvo que da la tierra.

Nace Oikos Estudio: del hobby al manifiesto artístico

En 2017 vio la luz Oikos Estudio, su proyecto “vórtice”. Allí la cerámica es eje, pero conviven pintura, textil y tejeduría tradicional. La estética de Pascale es orgánica y arqueológica, con guiños feministas y un respeto casi devocional por las imperfecciones. Sus piezas han crecido —hoy coquetean con la escultura de gran formato— y se resisten a moldes: todo está modelado a mano, pigmentado con minerales salvajes y entregado al azar del horno.

La casa-taller con una decoración que inspira: blanco rural, alma bohemia

Cuando encontró una antigua casa de agricultores de olivos, la rebautizó sencillamente la Casita. Quería honrar su historia: muros blancos, muebles de obra y la rusticidad como hilo conductor. “Mi arte y la casa son la misma cosa: honestidad y calma”, asegura. Entre sus objetos fetiche brillan:

  • Lámpara Bau de Normann Copenhagen, regalo de su mejor amiga cuando nació su hijo Billy.

  • Una fotografía de Penélope Archive (Carlota Guerrero + Mariona Valdés): We will conjure the myths that were taken from us.

La estancia funciona también como campamento base para Marius y Billy, sus dos pequeños, que montan un improvisado “restaurante” familiar cada mediodía. Pascale describe un día perfecto del siguiente modo: paseo matutino con su perra Nala, recolección de tomillo para infusiones, chapuzón veraniego en la costa y, cuando cae la noche, horas de creación en silencio absoluto. Quien pudiera replicar su rutina.

Exposiciones, colaboraciones y una agenda imposible (pero feliz)

Representada por Etesian Gallery, Pascale acaba de clausurar la muestra colectiva We got lost for a while y ya prepara la siguiente para finales de verano. En paralelo:

  • Obras en proceso para Galerie La Lune (2025).

  • Nueva cápsula cerámica junto a la firma de moda INDOI.

  • Mini colección de vajillas para The Slow Mediterranean, que publica guía de Mallorca con ilustraciones suyas y abrirá e-shop con piezas exclusivas.

La artista se confiesa adicta a la adrenalina de los proyectos simultáneos, pero la Casita la mantiene “aterrizada y agradecida”.

Así es su refugio en Baix Ebre: Negocio, hogar, taller y brújula

Más que un estudio, la Casita es terapia y punto de encuentro. “Está pensada para cuidarnos como familia, curarme como mujer y crecer como artista”, resume. Allí han coincidido amigos desconocidos, surgieron ideas que luego viajaron a galerías internacionales y, sobre todo, se cuece la arcilla que Pascale materializa en vasijas y cuencos que parecen reliquias recién desenterradas de la Antigua Grecia y esculturas que susurran historias antiguas y grecolatinas.

“Cuando modelas a mano, dejas espacio al accidente —explica—. Yo quiero que lo inesperado se cuele en mi trabajo, igual que la vida se cuela entre mis planes”.

Porque, al final, la magia de Pascale reside en convertir lo cotidiano en sagrado: un sorbo de infusión de tomillo, el canto de los pájaros al amanecer, la textura del barro antes de hornearse. Un recordatorio de que, a veces, la belleza más poderosa se esconde en lo humilde… y en unas manos dispuestas a mancharse.