Pocos lo saben, pero este es el truco para no distraerse con el móvil: "Mueve todos los íconos"

Jake Knapp, extrabajador de Google, revela un método minimalista para reducir la adicción al móvil, respaldado por estudios que explican por qué lo que engancha es la interacción social y no el dispositivo

Una persona se descarga la app contra los mosquitos/ CANVA
Una persona se descarga la app contra los mosquitos/ CANVA

En un mundo hiperconectado, desbloquear el móvil “por costumbre” se ha vuelto tan común que muchos ni siquiera se dan cuenta de cuántas veces lo hacen a lo largo del día. Las redes sociales, las notificaciones y los mensajes instantáneos se han convertido en pequeños disparadores que interrumpen la concentración, alteran el sueño y, en muchos casos, incrementan la ansiedad.

Jake Knapp, diseñador que trabajó en Google en proyectos como Gmail, YouTube y Hangouts, conoce de primera mano cómo las plataformas y aplicaciones están cuidadosamente diseñadas para captar la atención y mantenerla el mayor tiempo posible. Colores vibrantes, sonidos de alerta y animaciones llamativas forman parte de un engranaje pensado para que el usuario vuelva una y otra vez.

Cómo el diseño de las pantallas nos atrapa y qué truco puede liberarnos

La dependencia tecnológica ya no se limita al teléfono: relojes inteligentes, tabletas y asistentes virtuales también forman parte de este ecosistema que influye en hábitos tan básicos como dormir, leer o incluso conversar. Knapp, lejos de demonizar la tecnología, propone entender cómo su diseño moldea nuestros comportamientos… y cómo podemos ajustar esa dinámica.

Dos móviles llenos de iconos de apps/ Montaje CG
Dos móviles llenos de iconos de apps/ Montaje CG

En su libro Deshacerse de ello: los hábitos perfectos para recuperar tu tiempo, Knapp recomienda una técnica minimalista y visualmente disruptiva: Eliminar todos los iconos de la pantalla principal del smartphone. La idea es que, al encender el dispositivo, no haya estímulos que inviten a abrir aplicaciones de forma automática: "Mueve todos los íconos", zanja.

El método de la pantalla vacía de un extrabajador de Google

Este cambio introduce una “fricción visual” que provoca una pausa mental. Según Knapp, incluso si desbloqueas el teléfono por inercia, esa ausencia de iconos te lleva a preguntarte: “¿Qué iba a hacer realmente?”. Esa micro-reflexión es suficiente para interrumpir el ciclo de distracción.

Iconos de un teléfono móvil / PEXELS
Iconos de un teléfono móvil / PEXELS

Para quienes necesiten un reto mayor, sugiere agrupar las aplicaciones en otras pantallas y dejar solo una fila por página, reduciendo el acceso inmediato a las más tentadoras. No se trata de eliminar herramientas digitales, sino de colocar pequeños obstáculos que fomenten un uso consciente.

Más allá del dispositivo: lo que realmente engancha

Un estudio de la Universidad de Granada aporta un matiz clave: el móvil no es, por sí mismo, el foco de la adicción, sino el vehículo para la interacción social. Publicada en la revista Psicothema, la investigación es la primera evidencia experimental que confirma esta hipótesis, originalmente planteada en 2018 por el profesor Samuel P. L. Veissière, de la Universidad McGill (Canadá).

Para el experimento, se trabajó con 86 participantes divididos en dos grupos. A uno se le pidió enviar un mensaje por WhatsApp a sus contactos más activos, anunciando que participarían en una experiencia de realidad virtual “emocionante”. El otro grupo no recibió instrucciones similares. Después, todos debían dejar sus teléfonos boca abajo y con notificaciones desactivadas mientras realizaban la actividad virtual.

Una persona sufre de ansiedad social por recibir demasiados mensajes / FREEPIK
Una persona sufre de ansiedad social por recibir demasiados mensajes / FREEPIK

Durante la prueba, los investigadores midieron la actividad electro-galvánica de la piel, un indicador fisiológico del sistema nervioso autónomo que refleja niveles de ansiedad. Los resultados mostraron que el grupo que esperaba recibir respuestas presentó mayor tensión, más ansiedad cuando se les pidió dejar el móvil y un aumento notable de excitación al poder usarlo nuevamente.

Rediseñar nuestra relación con la tecnología

Los hallazgos apuntan a que no es el dispositivo el que genera el apego, sino las expectativas y gratificaciones sociales que obtenemos a través de él. Y aquí es donde el método de Knapp encaja: al reducir el acceso impulsivo, no eliminamos la conexión, pero sí la gestionamos con mayor control.

En una época en la que la atención es uno de los recursos más valiosos, estos enfoques, tanto los basados en cambios de diseño personal como los sustentados por evidencia científica, ofrecen herramientas para usar la tecnología de forma más consciente, preservando tiempo, energía y salud mental.