Ni verduras ni jamón: los ingredientes para hacer la sopa preferida de Ferran Adrià paso a paso
Te traemos la receta de sopa de ajo casera y barata, un plato fácil y reconfortante para los días fríos

Cuando bajan las temperaturas y el cielo se tiñe de gris, hay un plato que siempre vuelve a ocupar el centro de la mesa: la sopa. Es uno de esos clásicos que atraviesa generaciones y estaciones, un básico de cuchara que reconforta cuerpo y alma. Su magia reside en la sencillez: basta con dejar cocer lentamente varios ingredientes en un caldo o en agua para que los sabores se fundan en una mezcla cálida y aromática.
No solo es reconfortante y fácil de preparar, sino que también es una de las recetas más económicas que existen. Con apenas unos pocos ingredientes y algo de imaginación, lo cierto es que comes mientras dejas de pensar en que tu nevera hace eco o que no llegas a fin de mes.
La sopa: el abrazo caliente del otoño que nunca pasa de moda
No hay dos sopas iguales. Desde los caldos más humildes y caseros, como el de pollo o el tradicional minestrone, hasta elaboraciones más elaboradas, como la sopa de cebolla gratinada francesa o el popular ramen japonés, cada receta cuenta su propia historia y refleja la identidad de quien la prepara.

En muchas culturas, la sopa simboliza hogar, cuidado y recuperación. Es ese plato que aparece en los días de resfriado, en las cenas familiares o cuando el frío se cuela por las rendijas de casa. Su éxito radica en la versatilidad: puede ser ligera y vegetal o densa y llena de sabor, según los ingredientes que tengamos a mano.
La sopa de pan y ajo de Ferran Adrià: sencilla, económica y perfecta para el otoño
El chef Ferran Adrià propone una versión tan sencilla como deliciosa de la tradicional sopa de pan y ajo, una receta de aprovechamiento que da nueva vida al pan duro y conquista por su sabor intenso.
Adrià sugiere personalizarla: el huevo que acompaña la sopa puede servirse duro, poché o incluso cocinado a baja temperatura, y el pimentón dulce puede sustituirse por pimiento choricero si lo tenemos en la despensa.
Ingredientes
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2 rebanadas de pan del día anterior
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450 ml de caldo de pollo o en su defecto 500 ml de agua con una pastilla de Avecrem
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40 ml de aceite de oliva virgen extra
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2 dientes de ajo
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1 cucharadita de pimentón dulce
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Sal y pimienta negra al gusto
Paso a paso
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Dora el pan. Fríe las rebanadas en aceite hasta que estén bien crujientes y retíralas.
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Sofríe los ajos. Pela y machaca los dientes, dóralos en la misma cazuela.
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Incorpora el sabor. Añade el pimentón, el pan frito y el caldo.
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Deja cocer. Hierve durante unos 20 minutos y después tritura la mezcla hasta obtener una textura cremosa. Ajusta de sal y pimienta.
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Remata con el huevo. Sirve la sopa bien caliente con un huevo cocido al gusto: duro, poché o con la yema apenas cuajada sobre el calor residual.
Sopa de ajo: por qué es la reina del aprovechamiento y la tradición
La sopa de ajo es uno de los platos más representativos de la cocina tradicional española. Nació como una receta humilde, perfecta para dar uso al pan duro que se acumulaba en las despensas, y se ha mantenido como un referente del recetario popular que sigue presente en la carta de muchos restaurantes una vez llegado el invierno. Su base es sencilla: ajos dorados, pimentón y un caldo que hierve con las rebanadas de pan hasta crear una textura espesa y reconfortante.

De esta receta básica surgen múltiples versiones: la sopa castellana, enriquecida con taquitos de jamón; la zurrukutuna vasca, con bacalao; o la açorda portuguesa, menos caldosa pero igualmente sabrosa. Incluso existen variantes más creativas, como las sopas de pan con albóndigas inspiradas en la cocina de Oriente Medio. La versión que te proponemos hoy toma inspiración de todas ellas. Al servirla, coloca una yema de huevo cruda sobre la sopa recién hecha para que se cocine con el calor del propio caldo, o si prefieres, escálfala directamente en la olla unos minutos antes de apagar el fuego.