La dieta de Marcos Llorente para cuidar cuerpo y mente: "Lo hago por salud, no solo por el fútbol"
En Consumidor Global te revelamos qué dieta sigue Marcos Llorente: basada en el ayuno intermitente y la alimentación paleolítica que prescinde de lácteos o pasta para ayudar a su energía, salud y rendimiento

El cuerpo de Marcos Llorente no solo es su herramienta de trabajo, también es su laboratorio. El centrocampista del Atlético de Madrid se distingue por una disciplina y un compromiso extremos con la nutrición y el autocuidado.
Su forma de alimentarse y entrenar despierta tanta curiosidad como admiración, porque su dieta se aleja de la convencional: sin lácteos, sin pasta y con un control absoluto sobre cada alimento que entra en su plato.
Una dieta paleolítica al servicio del rendimiento
Llorente lleva años siguiendo una alimentación inspirada en la filosofía paleolítica, una corriente que busca volver a los orígenes de la nutrición humana, priorizando productos naturales y sin procesar. En palabras del propio jugador, se trata de una elección por salud más que por estética o rendimiento deportivo.

“No tomo lácteos ni pasta. Mis carbohidratos vienen de la patata, el boniato y la yuca. Como carne, pescado y muchas verduras”, explicó en una entrevista reciente. Su enfoque no solo excluye ciertos grupos de alimentos, sino que apuesta por una combinación equilibrada de grasas saludables y proteínas de alta calidad, evitando los productos industriales.
Ayuno intermitente: comer solo cuando hay luz
Otro de los pilares de su estilo de vida es el ayuno intermitente, una práctica que alterna periodos de alimentación con horas de ayuno total. Llorente aplica esta técnica con precisión: solo come mientras hay luz natural. “Desayuno, como y ceno cuando aún no ha anochecido. En invierno ceno a las 17:30 y en verano un poco más tarde”, confesó en una entrevista en El Partidazo de COPE.

Su jornada comienza a las ocho de la mañana con un ritual muy peculiar: un café con mantequilla, al que él atribuye un efecto energético inmediato gracias a las grasas saludables. Después, entrenamiento, descanso y comidas cuidadosamente planificadas.
El resultado, según él mismo, no deja lugar a dudas: “Llevo dos años sin enfermarme, ni un simple resfriado. Salgo cada mañana a pasear con mis perros, haga el tiempo que haga”, asegura el futbolista.
Adiós a los lácteos: ¿mito o decisión saludable?
Uno de los aspectos más comentados de la dieta de Llorente es la eliminación total de los lácteos, un grupo de alimentos tradicionalmente asociado a la salud ósea y al aporte de calcio. Sin embargo, cada vez más nutricionistas cuestionan la necesidad de su consumo en la edad adulta.
Algunos estudios, como el publicado en el British Medical Journal, sugieren que un consumo excesivo —más de tres vasos de leche al día— podría asociarse con un mayor riesgo de mortalidad. Sin llegar a conclusiones definitivas, estos datos han impulsado un debate sobre si realmente son imprescindibles.

Eliminar los lácteos puede ayudar a mejorar la digestión, reducir la hinchazón o evitar intolerancias leves. No obstante, los expertos recuerdan que, si se prescinde de ellos, es importante reemplazar el calcio y la vitamina D con otros alimentos: verduras de hoja verde, frutos secos o pescados como las sardinas.
El reto de dejar la pasta y las harinas
Otra decisión clave en la dieta del jugador es la ausencia de harinas refinadas y pasta, dos fuentes clásicas de carbohidratos. Al reducir estos alimentos, el organismo tiende a estabilizar los niveles de glucosa y a evitar picos de insulina, lo que puede mejorar la energía y prevenir el aumento de peso.

Durante los primeros días, es habitual sentir cierta fatiga, ya que el cuerpo se adapta a obtener energía de otras fuentes. Sin embargo, a medio plazo, los beneficios son notables: mejor control del apetito, pérdida de grasa y digestiones más ligeras. Investigaciones del Hospital Universitario Miguel Servet, en Zaragoza, apuntan que una dieta baja en almidones puede reducir el riesgo de diabetes y mejorar el perfil lipídico, disminuyendo los triglicéridos.
La ciencia detrás del ayuno intermitente
El ayuno intermitente se ha convertido en una de las tendencias más populares del mundo del bienestar. No se trata de una dieta, sino de un patrón de alimentación que regula cuándo se come, no tanto qué se come. La idea es que, durante las horas de ayuno, el cuerpo reduzca los niveles de insulina y comience a utilizar sus reservas de grasa como fuente de energía.
Entre los métodos más conocidos están:
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16/8: 16 horas de ayuno y una ventana de 8 horas para comer.
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5:2: comer con normalidad cinco días a la semana y reducir calorías los dos restantes.
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Ayuno de 24 horas: una o dos veces por semana.
Esta práctica puede mejorar la sensibilidad a la insulina, favorecer la quema de grasa y optimizar la digestión, aunque no es apta para todos los públicos. Los expertos advierten que embarazadas, personas con trastornos alimentarios o con ansiedad deben evitarla sin supervisión médica.
Más allá del fútbol: una filosofía de vida
Para Marcos Llorente, su alimentación no es una moda, sino una forma de entender el bienestar. Su disciplina combina ciencia, autoconocimiento y constancia, y se refleja tanto en su rendimiento en el campo como en su salud general.
Su ejemplo pone sobre la mesa una reflexión importante: la alimentación no solo es combustible, también es equilibrio, prevención y energía sostenida. Aunque su modelo puede parecer extremo para muchos, lo cierto es que su historia demuestra que escuchar al cuerpo, probar y ajustar, puede ser una buena estrategia para vivir —y rendir— mejor.