Enamoró a Raúl González y es uno de los restaurantes con más historia de Menorca: "Proyecto de vida"
Raúl González deja el banquillo del Real Madrid Castilla y se refugia en la isla de Menorca, donde es cliente asiduo de esta bodega con vinos locales y gastronomía mediterránea

Tras seis intensos años liderando el Real Madrid Castilla, Raúl González ha puesto punto y final a su etapa como entrenador de la cantera del club blanco. Una decisión que cierra un capítulo glorioso en la historia del exdelantero y símbolo eterno del madridismo. Dejando su vida profesional aparte, ahora ha cambiado el césped por la arena y los gritos de gol por el tintinear de las copas de vino. ¿Su refugio? La tranquila y sofisticada isla de Menorca.
“Raúl es, fue y será una leyenda”, decía el comunicado oficial del Real Madrid. Pero, lejos de quedarse anclado en la nostalgia, el exfutbolista ha optado por reconectar con lo esencial: su familia, la buena mesa y el Mediterráneo en estado puro.
Raúl González: del banquillo a la bodega gourmet en su refugio mediterráneo
Mientras algunos se pierden entre los focos, Raúl prefiere desaparecer entre calas escondidas, barcos fondeados y sobremesas en familia. Menorca se ha convertido, desde hace años, en su rincón más íntimo. Allí no es el '7' del Madrid, sino simplemente Raúl, padre de cinco y enamorado de los atardeceres tranquilos en Menorca desde hace muchos años. Una tierra que le ha adoptado y que es su proyecto de vida tranquila.
Su relación con la isla empezó como un flechazo de verano, pero hoy ya tiene categoría de amor eterno. Junto a Mamen, su esposa, y sus hijos, disfruta de largas temporadas en su casa menorquina, alejado del ruido mediático. Navegar sigue siendo su actividad favorita... durante un tiempo tuvo su propio barco, aunque ahora prefiere alquilarlo según el viento (y el antojo).
Y si hay algo que no falta en su agenda estival, es una visita a uno de sus rincones culinarios favoritos: Binifadet, una bodega-restaurante que es todo un secreto a voces entre gourmets y amantes del vino.
Binifadet: vino con alma, sabor con historia
Situada en pleno corazón de Sant Lluís, rodeada de viñas que parecen salidas de un cuento, Binifadet es mucho más que un restaurante: es una experiencia sensorial. Y no es raro ver a Raúl y su familia ocupando una mesa con vistas a los viñedos, brindando con alguna de las joyas enológicas de la casa.
La carta combina producto local con creatividad gastronómica, en un espacio que enamora a simple vista. Entre risottos marineros, quesos artesanos y postres caseros, lo que destaca es la posibilidad de maridar todo con los vinos propios de la finca, desde un blanco afrutado hasta un espumoso menorquín absolutamente único.
Y no se trata solo de comer y beber bien. Binifadet es también historia viva. Su origen se remonta a los años 80, cuando Carlos Anglés decidió recuperar la tradición vitivinícola de la isla junto a su padre. Hoy, su hijo Luis continúa con ese legado, aportando innovación y nuevas variedades como los vinos de parcela o el ya mítico “Pieles”, un orange wine elaborado en tinajas de barro.
Experiencias que van más allá del plato
Además de una cena inolvidable, en Binifadet puedes vivir una auténtica inmersión en la cultura vinícola menorquina. Desde paseos entre viñas hasta visitas guiadas con cata incluida, cada actividad está pensada para reconectar con los sentidos. Perfecto para un plan en pareja, en familia o incluso con amigos curiosos por conocer otra faceta de la isla.
Entre las actividades estrella destaca la experiencia gastronómica Chardonnay, una degustación exclusiva de cuatro vinos blancos maridados con platillos diseñados al detalle. Desde el joven Binifadet Blanco hasta el sofisticado Tanca 12 (galardonado como mejor blanco de Baleares), cada copa es un viaje distinto.
Y si lo tuyo es más el paseo y la conversación, puedes sumarte a la visita guiada, que incluye recorrido entre los viñedos, explicación del proceso de elaboración y cata final. Una manera deliciosa de entender por qué los vinos de Binifadet tienen tanta alma como sabor.
Un futuro lejos del ruido, pero lleno de sabor
Mientras el mundo del fútbol especula sobre su próximo paso, Raúl disfruta de esta pausa con serenidad. Entre una copa de Chardonnay y una travesía en barco, construye nuevos recuerdos con su familia y, quién sabe, quizás nuevos proyectos lejos del balón.
Porque a veces, cuando una etapa termina, otra comienza con aromas de tierra mojada, vistas al mar y el corazón lleno de uvas. Y aunque los estadios ya no escuchen sus goles, Menorca tiene reservado para él un palco de honor entre las olas, las vides y el sabor de lo auténtico.