El regreso de Camy, la icónica marca de helados que Nestlé perdió en los tribunales
Una batalla legal permitió a la compañía valenciana arrebatarle a Nestlé no solo la famosa firma de polos, sino también Avidesa y los clásicos conos Apolo

Durante décadas, Camy fue sinónimo de verano en España. Sus helados, junto a los de Frigo, marcaron la infancia y juventud de millones de personas. Sin embargo, en 2004 el mítico logotipo azul desapareció de las tiendas cuando Nestlé decidió unificar todas sus marcas bajo el nombre de Helados Nestlé.
Lo que pocos saben es que aquel “adiós” no fue definitivo. Tras una intensa batalla legal y empresarial, Camy ha vuelto a las heladerías y supermercados desde 2020, pero esta vez sin la multinacional suiza detrás. La responsable del renacimiento de la marca es la histórica fábrica de helados de Alzira (Valencia), antigua Avidesa, que consiguió arrebatarle el registro a Nestlé en los tribunales.
De Alicante a Nestlé: el origen de Camy
Camy nació en los años 60 como Helados Camay, una empresa alicantina adquirida por Nestlé. Con un pequeño cambio de nombre, se convirtió en la enseña estrella de los helados en España durante décadas.

En paralelo, en Alzira, el empresario valenciano Luis Suñer fundó Avidesa en 1964. La compañía, que comenzó con pollos y transporte, se transformó en una potencia heladera, llegando a patrocinar el Mundial de Fútbol de 1982. Sin embargo, la tragedia se cruzó en su camino: el secuestro de Suñer por ETA en 1981, la devastadora pantanada de Tous en 1982 –que dejó a la fábrica sepultada por cuatro metros de agua– y, más tarde, los cambios de propiedad, debilitaron a la empresa hasta acabar en manos de Nestlé.
Helados Nestlé
En los 90, Nestlé compró Avidesa, Camy y otras marcas como Miko, fusionándolas bajo un mismo paraguas.
Finalmente, en 2003, eliminó todos los nombres históricos, sustituyéndolos por “Helados Nestlé”.
Ya no utilizaba las marcas
La historia dio un giro inesperado cuando Ice Cream Factory (ICFC), la empresa que heredó la planta de helados de Alzira, decidió recuperar parte de su pasado. Primero lanzó la marca “Avi 1964”, un nombre inspirado en Avidesa y con un logotipo muy parecido al original. Nestlé reaccionó demandando a ICFC por competencia desleal, alegando que intentaba aprovecharse de marcas que seguían siendo de su propiedad.

Pero ahí Nestlé cometió un error estratégico: ya no utilizaba realmente esas marcas. Desde 2003 había eliminado Avidesa, Camy y Miko para quedarse solo con “Helados Nestlé”, y apenas colocaba los antiguos nombres en productos residuales para “mantenerlos vivos” en el registro.
La batalla legal por Camy
Los jueces entendieron que ese uso era insuficiente y puramente simbólico, y en 2017 dieron la razón a ICFC con Avidesa. Dos años más tarde, en 2019, el Tribunal Supremo confirmó la sentencia y amplió el alcance: Nestlé había perdido también Camy y los míticos conos Apolo, porque no podía demostrar un uso real y continuado de esas marcas.
En la práctica, eso significó que la pequeña heladera valenciana no solo recuperaba su identidad histórica, sino que además conseguía arrebatarle a Nestlé una de sus enseñas más queridas por los españoles: Camy.
Camy renace de la mano de Ferrero
Desde 2020, los helados Camy han vuelto a los congeladores de los supermercados. Y lo han hecho con fuerza: Ferrero, el grupo italiano dueño de Kinder y Ferrero Rocher, compró ICFC para impulsar su expansión en España.

Hoy, bajo el cartel de Camy conviven los nostálgicos Apolo junto a referencias más actuales de Kinder o Ferrero. Una mezcla que conecta pasado y presente, y que devuelve a las calles un nombre que parecía perdido para siempre.
La lección para las grandes marcas
El caso de Camy es un aviso para las multinacionales: no basta con registrar una marca, también hay que mantenerla activa. Coca-Cola, por ejemplo, sigue imprimiendo “Coke” en sus latas españolas, aunque casi nadie la llame así, para evitar que un rival pueda registrar el nombre. Pepsi hace lo mismo con Matutano, todavía visible en algunos snacks.
Mientras tanto, en Alzira, los vecinos celebran que la ciudad siga siendo tierra de helados. Y que el cartel de Camy vuelva a despertar recuerdos de veranos pasados.