Layla, la pastelera que hace el mejor chocolate Dubái de Barcelona: "Su sabor te llega al corazón"
Consumidor Global entrevista a Layla Mardi, pastelera y dueña de Layali Pastry, para descubrir el secreto del que muchos consideran el mejor chocolate de Dubái de Barcelona

"Noches de pastelería" es la traducción al castellano de Layali Pastry, la confitería que Layla Mardi dirige en la calle Balmes, número 301, en la zona alta de Barcelona. Desde este espacio sale el que muchos señalan como el mejor chocolate Dubái de la ciudad condal.
La historia de este obrador es también la de un sueño que comenzó desde "muy jovencita". Mardi fue dando forma a la idea mientras se formaba en el arte de la repostería y reunía el capital necesario. En 2023 abrió finalmente su pastelería, bautizada con un nombre que refleja tanto su origen árabe como las largas noches que pasa entre hornos, masas y chocolates.
El nacimiento del fenómeno chocolate Dubái
El famoso chocolate Dubái no formó parte de la carta inicial. Llegó un año más tarde, en octubre de 2024. La pastelera decidió experimentar con cacao y pistachos, su fruto seco favorito, siguiendo una tendencia internacional que entonces comenzaba a despuntar.

Viajó una decena de veces a países como Marruecos o Francia para catar este dulce. "Te venden una tableta muy pequeña a un precio muy elevado, y, cuando lo pruebas, no vale tanto la pena. Lo muerdes y te da ese choque muy fuerte, de no poder más", explica Mardi a Consumidor Global.
Del horno al mostrador
Tras realizar pruebas y ajustes en la receta, el resultado convenció a los clientes. "Yo quería hacerlo desde cero. Atemperar el chocolate y hacer la crema. Lo pusimos en el mostrador, la gente iba probando y nos servían como guía hasta que dijeron: 'Este es'", recuerda.
"Pensábamos que iba a ser una tendencia que a los dos o tres meses se olvidaría, pero no. Ya llevamos casi un año con el tema del chocolate y no hemos cambiado nada de la receta desde entonces", añade Mardi.
La demanda no deja de crecer
Lo que en un principio parecía una moda pasajera se consolidó rápidamente como la estrella de la casa. Casi un año después, la demanda no ha dejado de crecer. Tanto es así, que Layali Pastry ha enviado tabletas a Nueva York, Alemania o Francia. Además, el producto puede encontrarse incluso en plataformas de reparto a domicilio como Glovo o Uber Eats.
"Es que es otro nivel, otro sabor. No te cansas de probarlo, sinceramente. Es un sabor que te entra directamente al corazón, ¿sabes? Trabajamos con mucho amor y creo que esa es la clave. La gente está cansada ya de los turrones normales, del chocolate normal, quieren algo diferente y el chocolate Dubái es bastante diferente”, explica Mardi.

Una receta artesanal y sin artificios
Además de amor, el secreto de su éxito está en la elaboración, que arranca con el tostado del pistacho. Continúa con un praliné elaborado a mano y culmina con la incorporación de kataifi, una técnica oriental habitual en dulces como el baklava.
El proceso dura unas cinco horas, pero da como resultado un chocolate con un sabor natural, sin colorantes artificiales y con una textura suave que conquista a quienes lo prueban.
Menos azúcar del habitual
Además, la apuesta por reducir el azúcar distingue aún más el producto. "Si usamos un kilo de pistacho, añadimos 300 gramos de azúcar, cuando lo habitual para hacer un praliné es la mitad del peso. El chocolate ya lleva su porcentaje de azúcar, así compensamos", sostiene la repostera.

El equilibrio conseguido hace que no resulte empalagoso y permite disfrutar de más de un bocado sin cansarse.
De la tableta al bombón (y mucho más)
La tableta de 480 gramos se vende por 15 euros y es el formato más demandado. Sin embargo, los bombones de 100 gramos (5 euros) y las cajas con 16 unidades (10 euros) han ampliado la oferta. Estos formatos han servido de puente para quienes se acercan por primera vez al producto: "Compran el bombón y al día siguiente vienen a por la tableta", comenta Mardi.

El chocolate Dubái no se ha quedado solo en tableta o bombón. La crema de pistacho que lo protagoniza se ha incorporado también a fresas, tartas de queso o brownies, ampliando las posibilidades de una receta que ha conquistado millones de paladares. "La gente valora que sea un producto que pese y con un buen precio", añade.
Un futuro con sabor a expansión
Aunque la fiebre por este chocolate podría parecer efímera, en Layali Pastry creen que ha llegado para quedarse. "Si ya lleva un año y no ha bajado, yo creo que es un producto que va a durar mucho", afirma Mardi. Esa estabilidad le permite soñar con nuevos horizontes y con expandir la marca.

Por ahora, el obrador de Balmes sigue siendo el epicentro de un fenómeno que ha puesto a Barcelona en el mapa de los amantes del chocolate Dubái. Pero Mardi no esconde su ambición. "Me encantaría abrir en otros sitios, tener pequeñas Layalis por Barcelona e incluso por España". Y, viendo la trayectoria del dulce que ha enamorado a medio mundo, parece cuestión de tiempo.